Las empresas pueden ayudar a combatir el estrés financiero de sus talentos según Alejandro Lema
Las personas generalmente nos preocupamos por gastos, préstamos, deudas, cuentas o impuestos. La lista puede ser interminable y su carga puede afectar el desempeño del talento sin darse cuenta de la causa. Por eso, las organizaciones deben cuestionarse el interés en acompañar a sus colaboradores ante este tipo de temas. Un detalle no menor es la falta en nuestro sistema educativo de orientación financiera.
Según informó Equifax, que administra el Clearing de Informes, hay casi un millón de uruguayos con registros de incumplimientos por no haber pagado en tiempo y forma a mayo del presente año.
Los empleados con enseñanza media finalizada, no han recibido de manera formal herramientas para administrar su dinero, teniendo un ritmo frenético que los empuja a “vivir al día”; o enseñando la importancia de ahorrar e invertir. Principalmente, cómo manejar las finanzas personales como un negocio. Por eso es un error pensar que el estrés financiero es exclusivo de quienes tienen menores ingresos. ¡De los imprevistos nadie se salva!
Una persona estresada, es una persona que no rinde en su trabajo, por la preocupación, pero también por la desmotivación, siente que en su jornada no alcanza a cubrir todos sus gastos. Para la organización, ese empleado representa también un problema, dado que no es todo lo eficaz que podría ser, dirigiéndose en muchos casos a la informalidad laboral.
La educación financiera es una necesidad, permite tener trabajadores más estables, menos estresados y alineados con la organización, colaborando con la reducción de la rotación y la probabilidad de accidentes laborales.

Además, muchos de los colaboradores lidiarán con problemas de este tipo en el horario laboral y pasarán al menos 5 horas a la semana pensando en ello. Imaginen un trabajador realizando sus tareas en altura u operando una maquina no enfocado en su cometido, preocupado en cómo pagar el cumpleaños de 15 de su hija o las cuotas pendientes de un televisor 50 pulgadas. Un colaborador extendiendo exacerbadamente su jornada de trabajo, con el fin de realizar horas extras y aumentar sus haberes sin evaluar la amenaza de no descansar adecuadamente. No solo es un riesgo para él sino para sus compañeros de equipo, suficiente para que las organizaciones enciendan una luz amarilla.
Según reportes de PwC sobre el bienestar financiero de los empleados, un 59 % de los trabajadores están preocupados por sus finanzas. Las empresas a través de sus áreas de Gestión Humana tiene como desafió ayudar a sus talentos a comprender mejor su bienestar financiero. El principio clave en este tema, es que comprender y brindar herramientas no es gestionar su económica personal. En cualquier estrategia de bienestar de la empresa, la educación financiera debe incluirse por su relación con el bienestar mental, emocional y físico. Es por esto que se han involucrado a esta temáticas áreas como seguridad y salud ocupacional (SySO) o incorporado a la agenda de las comisiones de seguridad bipartitas.
Esto ha llegado a impactar en la proyección de talentos y alterado planes de carrera y capacitación. La necesidad de incrementar ingresos rápidamente supera en algunas ocasiones la decisión de capacitarse o invertir tiempo en los roles que el colaborador es realmente útil y generador de valor para la organización.
¿Cómo pueden las empresas apoyar esa educación financiera?
La implementación de programas internos de educación financiera tiene como principales cometidos ayudar al empleado a manejar su economía familiar y a mantener en equilibrio sus finanzas; esto le dará seguridad y confianza, permitiendo concentrar mejor sus energías en las actividades laborales y mejorar su rendimiento y capacidad de innovación. Siempre teniendo claro que no es meterse en el “bolsillo” del empleado. Implementar un programa para mejorar la capacitación financiera de los empleados es un asunto complejo, no se trata solo de enseñar algunos conceptos y herramientas, sino comprender cuáles son los problemas financieros y como toman las decisiones los colaboradores, esto ayudará a seleccionar las mejores estrategias a desarrolla en la organización.
La necesidad o problema a trabajar es darle a los empleados nociones básicas de finanzas personales, desde cómo ordenar los gastos, cómo armar un presupuesto, cuáles son las mejores prácticas de ahorro, etcétera. En la práctica de estas instancias es importante evaluar si la empresa debe invitar directamente a los colaboradores afectados que más necesitan de estas herramientas, o dejar abierta a interesados en las temáticas.
No todos los colaboradores tienen un diagnostico de sus finanzas y de cómo pueden mejorar, por eso un cuestionario de bienestar financiero puede orientalos sobre su capacidad para atender gastos de emergencias, cubrir los gastos mensuales, frecuencia con la que sobrevive con sus finanzas.


Por otro lado, los talleres y las capacitaciones sobre finanzas personales con seguimiento están a la orden del día en las grandes empresas. Según los recursos de la organización, es conveniente evaluar si estos temas serán moderados por referentes de la organización o asesores externos. Esto está directamente relacionado a la cultura de la empresa. No es fácil comenzar a hablar de estos temas y para romper el hielo una alternativa es involucrar a un tercero.
El desafío para la gestión de personas es identificar esta necesitad y utilizar las mejorar herramientas a medida para mitigar accidentes y alcanzar mejores resultados.