Por qué crece la faceta positiva de los chismes de oficina pospandemia

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Una parte ‘beneficiosa’ de los rumores mantiene su valor y cotiza al alza en el entorno laboral. La pandemia, el teletrabajo o los modelos híbridos no sólo no han acabado con los chismes de oficina -al menos no con los buenos chismes, los que no se consideran tóxicos- sino que éstos, bien utilizados se valoran cada vez más como canal para lanzar o recibir información que no circula por los cauces oficiales, para aflorar ideas o innovaciones que tampoco siguen las vías comunes, y son considerados como una fuente de comunicación de la compañía de alta credibilidad.

Los chismes de oficina son un elemento básico de la cultura corporativa y ocurren con más frecuencia de lo que los empleadores imaginan. Pueden ser maliciosos y poco profesionales, pero también inofensivos, divertidos e incluso productivos. La cuestión es si las empresas pueden beneficiarse de recurrir a las charlas informales en horario laboral o es mejor mantenerlas al mínimo.

Según un estudio publicado en Social Psychological and Personality Science, las personas pasan una media de 52 minutos al día con rumores sobre los demás, e investigaciones posteriores han descubierto que más del 90% de los empleados participa en este tipo de actividades cuando está en el trabajo.

Las recientes investigaciones concluyen además que «las conversaciones ociosas pueden tener importantes ventajas en la oficina». No siempre han de ser un pasatiempo reprochable, y pueden servir como una forma útil de entender la cultura de la organización y ayudan a establecer vínculos.

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Los rumores más típicos -los que se esparcen en la máquina de café- son una distracción no deseada que puede causar preocupación, dudas sobre uno mismo y falta de productividad entre el personal. Pero hay quien piensa que no deben de ser descartados sin más como algo trivial, y que las organizaciones deberían considerar la naturaleza del chisme y las circunstancias en las que podría ser beneficioso.

Utilidad y beneficios

La investigación de Social Psychological and Personality Science revela que «se percibe a los chismosos como más sociables, pero menos morales y competentes». Esto puede ser útil para las empresas a la hora de planificar eventos sociales, pero no a la hora de dar consejos.

  • Recibir chismes, guardarlos y luego transmitirlos hace que las personas se sientan involucradas e informadas. Es una función social natural que ocurre en cualquier entorno.
  • Aquellos que suelen cotillear en el lugar de trabajo suelen ser vistos por los demás como personas más agradables y con mayores habilidades sociales. Suelen ser calificados como «más divertidos» que otros colegas y pueden ayudar a aumentar el compromiso y la moral, al tiempo que fomentan la unión del equipo.
  • No se trata sólo de rumorear. Importa más la naturaleza del chisme. Algunos se consideran prosociales y positivos, y este tipo de rumorología puede centrarse en buenas noticias para los colegas o en cómo se les puede apoyar en tiempos difíciles. El contenido y el tono resulta clave. Cuanto más positivos sean los chismes, mejor serán para la organización.
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  • Los chismes de oficina también pueden ser una herramienta útil para navegar por la dinámica del lugar de trabajo. Pueden actuar como una red de observaciones y advertencias que facilitan a los equipos descubrir información importante y comprender preocupaciones no diagnosticadas previamente o problemas en desarrollo, cuestiones que no aparecen en cifras, estadísticas o encuestas a empleados en el lugar de trabajo. Por eso es tan importante que no se prohiban los chismes, sino que se fomenten cuando sean inofensivos y puedan conducir a posibles mejoras en los lugares de trabajo.
  • El motivo del chismoso también es un factor. Algunas personas propagan rumores porque están aburridas o sienten que no tienen nada mejor que ofrecer, mientras que otras lo hacen porque creen que hacen bien a los demás.

Los expertos creen que la mejor manera de manejar los chismes es no ser demasiado brusco. Es mejor participar de forma moderada y ser selectivo en lo que respecta a la participación. Conviene usar los chismes sobre cosas y procesos, no sobre personas.

Además, ser visto como alguien capaz de alejarse de una sesión de chismes cuando la situación se torna personal, negativa o incluso va demasiado lejos es una característica positiva -alguien que tiene límites en cuanto a lo que se puede y no se puede chismorrear- es un colega a tener en cuenta.

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