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Cómo es su vida laboral desde que su jefe lo decide todo usando IA

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Si la inteligencia artificial decidiera su sueldo, un ascenso o la posibilidad de que le despidan…, ¿cree que su vida laboral sería mejor? Que los jefes usen la IA para decidir sobre su trabajo plantea riesgos evidentes.

Antes de la pandemia, cuando los avances en inteligencia artificial (IA) no habían alcanzado la dimensión ni el uso cotidiano que tienen ahora, y a pesar del temor generalizado a que los robots pudieran quitarnos el trabajo, algunos estudios -como el de Oracle y Future Workplace- ya revelaban que la IA estaba cambiando la forma en la que las personas contemplan su lugar de trabajo. La investigación añadía además que el 64% de los encuestados confiaba más en un robot que en su jefe. Ya entonces se planteaba la posibilidad de que un robot o un algoritmo pudiera mandarnos, y de que esta circunstancia fuera aceptada por cada vez más profesionales.

Recientemente una encuesta de Gartner concluía que el 57% de los empleados considera que los humanos son más sesgados que la IA. Añade que para el 87% de los profesionales los algoritmos ofrecen una retroalimentación más justa que los jefes humanos.

Quienes defienden esto se basan en la idea de que los sistemas de inteligencia artificial eliminan factores subjetivos como el favoritismo, los prejuicios inconscientes o las emociones momentáneas que pueden influir en las decisiones humanas.

La confianza en la inteligencia artificial se basa en que utiliza métricas objetivas y datos históricos para evaluar el rendimiento, lo que genera mayor confianza entre los empleados, que valoran la transparencia en las evaluaciones basadas en datos y sienten que estas herramientas reducen la ambigüedad en las decisiones.

Jefes asociados a la IA

En esta carrera por ver si tiene sentido que lleguemos a tener a la IA como jefe, la pregunta ya no es si la inteligencia artificial transformará nuestras vidas laborales, porque ya lo está haciendo. La cuestión es si tendremos voz y voto en cómo se desarrolla esa transformación, o si simplemente nos adaptaremos pasivamente a decisiones tomadas por algoritmos que nunca fueron diseñados para comprender la complejidad total de la experiencia laboral humana.

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Todo se complica un poco si hacemos caso de las conclusiones de un nuevo estudio de Resumebuilder: destaca el hecho de que cada vez más jefes utilizan la inteligencia artificial para tomar decisiones de todo tipo acerca de la vida laboral de sus empleados.

Entre otros resultados, la investigación señala que uno de cada cinco jefes deja con frecuencia que la inteligencia artificial tome las decisiones finales sin intervención humana alguna.

Quienes mandan están usando la IA personalmente para tomar decisiones individuales sobre empleados específicos, desde aumentos salariales hasta despidos, y este fenómeno se da sin supervisión corporativa, sin entrenamiento adecuado, y usando herramientas de consumo general que no están diseñadas específicamente para decisiones de gestión de personas.

En esta nueva situación, el perfil algorítmico ideal sería el de aquellos empleados que tengan patrones de trabajo regulares, métricas cuantificables claras, trayectorias profesionales lineales y estilos de comunicación que tienen que ver con datos históricos de alto desempeño.

Por el contrario, los invisibles para la IA serían los empleados creativos, los colaboradores silenciosos pero efectivos, las personas con estilos de trabajo no tradicionales, los empleados que añaden valor de maneras difíciles de cuantificar, y aquellos con necesidades de flexibilidad especiales.

Del sueldo a los despidos…

La investigación muestra además que el 78% de los jefes ya usa la IA para decidir sobre los aumentos de sueldo de sus empleados, lo que significa que los algoritmos influyen directamente en los ingresos de los trabajadores.

Entre las consecuencias reales del uso de la inteligencia artificial por parte de los jefes en lo que se refiere a salarios y compensación hay que hablar de un impacto positivo y, obviamente, de ciertos riesgos.

En la parte positiva, según una encuesta de PwC, los empleados que usan IA generativa diariamente tienen expectativas un 76% más altas de obtener mejores sueldos. Las herramientas de IA pueden ayudar a identificar inequidades salariales mediante análisis de datos masivos.

El escenario optimista se completa con la posibilidad de que se consiga una mayor objetividad, cierta reducción de sesgos de género y raza, o una compensación basada puramente en métricas de desempeño.

Pero también hay riesgos: los sesgos algorítmicos pueden perpetuar disparidades salariales históricas si los datos de entrenamiento contienen prejuicios, y también se puede dar una cierta falta de transparencia sobre cómo los algoritmos determinan los aumentos salariales.

Según Resumebuilder, el 77% de los gerentes utiliza la IA para tomar decisiones sobre promociones y para evaluar las carreras de los profesionales a su cargo. Aquí también hay luces y sombras: compañías como Unilever han documentado un 75% de reducción en el tiempo de reclutamiento y en el examen de más de un millón de candidatos usando IA para decisiones de contratación, e IBM Watson proporciona planes de desarrollo personalizados basados en análisis predictivo de trayectorias profesionales.

Con un 77% de jefes usando la IA para los ascensos, las trayectorias profesionales se convertirán en ejercicios de optimización algorítmica. Los empleados que no encajen en patrones históricos de ‘éxito’ -innovadores, pensadores laterales, personas con estilos de trabajo únicos- podrían ser sistemáticamente excluidos de oportunidades de crecimiento.

Nota recomendada: La IA que le consigue una cita le puede encontrar el trabajo ideal

Puestos a elucubrar, en un futuro en el que la IA determina ascensos y compensaciones, los empleados podrían optimizar su comportamiento para hackear los algoritmos en lugar de generar valor real, creando una cultura laboral artificial, superficial y manipulada.

Además, la investigación destaca que casi un 70% de los jefes hace caso de la IA para cuestiones de despidos o finalizaciones de contratos. Esto podría provocar que muchos empleados vivan bajo una especie de espada de Damocles algorítmica. Así, una semana improductiva, ciertos patrones atípicos de comunicación o métricas que no estén alineadas con modelos predictivos podrían resultar en la rescisión laboral automática sin tener en cuenta las circunstancias personales, la contribución del profesional a lo largo de su trayectoria o el potencial de éste.

Un futuro incierto

La tendencia creciente a usar la IA para decidir sobre la vida laboral de los empleados tiene lugar sin que los jefes tengan la formación y el conocimiento suficiente sobre estas herramientas. Resumebuilder concluye que dos tercios de los gerentes que usan la IA nunca han recibido entrenamiento formal sobre ella. A esto hay que añadir la posibilidad de que los sistemas puedan perpetuar patrones históricos de contratación que pueden ser discriminatorios, sin olvidar la pérdida de contexto humano: la IA carece de empatía y de criterio contextual necesario para las decisiones que tienen que ver con la gestión de personas.

Si los jefes continúan delegando en la IA decisiones cruciales sobre la vida profesional de los empleados, estamos ante una transformación radical del lugar de trabajo que redefinirá fundamentalmente la experiencia laboral humana.

Y si esto sigue así, su jefe ya no le evaluará. Un algoritmo se encargará de ello constantemente, y cada correo electrónico, cada llamada realizada, cada minuto de pausa será analizado en tiempo real. Los empleados vivirán bajo una vigilancia algorítmica permanente en la que los sistemas de inteligencia artificial se encargarán de monitorear la productividad, el compromiso y hasta patrones de comportamiento para alimentar decisiones futuras sobre la carrera profesional.

Hasta las revisiones anuales serán generadas por IA, eliminando la subjetividad humana pero también el contexto personal y las circunstancias individuales. Los empleados recibirían un feedback desarticulado y genérico, sin la riqueza de la retroalimentación humana.

Lo que los líderes de talento deben saber —y hacer— sobre el aumento de las trampas de los candidatos

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¿Existe una nueva crisis de trampas?

Todavía no, pero hace más de un año di la voz de alarma sobre el creciente riesgo de que los candidatos hagan trampa y sugerí que nosotros, como líderes de talento, empezáramos a hablar con nuestros equipos de contratación sobre este tema para desarrollar un punto de vista (no todos piensan que sea trampa si un candidato usa IA) y para empezar a mitigar los riesgos de fraude en la contratación.

A mediados de 2025, esta preocupación ya no es hipotética. Los avances en las herramientas de IA para candidatos, las entrevistas remotas, los entrevistadores inexpertos que leen las preguntas de las guías de entrevista, las evaluaciones en línea estandarizadas, una economía incierta que genera más candidatos que puestos de trabajo y el fraude de identidad constituyen un riesgo actual (elevado).

Vale, es un riesgo, pero ¿esto realmente ya está ocurriendo? 

Estaba dirigiendo un taller de liderazgo de Adquisición de Talento en Nueva York, y una vicepresidenta de Adquisición de Talento de una gran empresa dijo que ahora está trabajando estrechamente con su director de seguridad de la información para averiguar cómo mitigar el engaño de los candidatos, ya que es bastante común y genera serias dudas sobre 1) si están contratando a la persona que creen que están contratando y 2) si el candidato está mintiendo sobre sus capacidades. 

Están estudiando la tecnología para distinguir a los humanos reales de la IA en las entrevistas por vídeo, ya que los reclutadores y responsables de contratación habituales no están seguros de cómo averiguar si están hablando con la persona con la que creen estar hablando, si pueden creer lo que oyen y qué hacer en una llamada de Zoom si sospechan de fraude o engaño.

Gartner compartió esto con sus miembros CHRO: “Supuesto de planificación estratégica: Para 2028, uno de cada cuatro perfiles de candidatos en todo el mundo será falso”. No tengo ni idea de cuál es la tasa de falsificaciones actualmente, pero probablemente haya aumentado desde 2023. No hace falta que les hable de la avalancha de currículos falsos que recibimos: uno de nuestros clientes nos comentó que a menudo reciben entre seis y diez currículos casi idénticos provenientes de la misma persona o bot, con pequeñas modificaciones en nombres, correos electrónicos y viñetas para aumentar sus posibilidades de superar nuestro filtro. No voy a mencionar los nombres de las empresas que envían tu currículo a 5000 reclutadores y portales de empleo por 100 dólares, pero ya saben que encontrar información valiosa entre el ruido generado por los bots de solicitud masiva será una tarea titánica en el futuro.

A principios de este año, el director ejecutivo de Google, Sundar Pichai, sugirió que los responsables de contratación volvieran a las entrevistas presenciales debido a la preocupación por el fraude de identidad, mientras que Deloitte Reino Unido volvió a realizar sus entrevistas para candidatos que empiezan su carrera de forma presencial después de que surgieran indicios de fraude.

En resumen: si hoy realizas entrevistas o evaluaciones virtuales, las trampas ya están ocurriendo. La pregunta no es «¿si?», sino «¿cuántas?». Y, aún más importante, «¿qué vas a hacer al respecto?».

¿Qué ha cambiado en 2025 y qué nos depara el futuro?

Así es como han evolucionado las trampas y el fraude este año, y por qué podrían empeorar en 2026:

  • Las herramientas de IA que ofrecen sugerencias en tiempo real ahora susurran las respuestas a los candidatos o las muestran en pantallas duplicadas. Imagínese un teleprompter en tiempo real. Uno de nuestros clientes tuvo un candidato que invitó a su propio bot de IA a unirse a la entrevista por Zoom para «tomar notas». En realidad, el bot escuchaba las preguntas del responsable de contratación y le proporcionaba al candidato respuestas casi perfectas.
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¿Qué se avecina? 

Es fácil imaginar el tipo de progreso que veremos en 2026, sobre todo si el mercado laboral sigue siendo difícil para los recién graduados y muy competitivo para los puestos mejor remunerados en grandes empresas; esto solo aumentará la demanda de herramientas que den ventaja a los candidatos. ¿Qué crees que veremos? Preveo una tecnología de suplantación de identidad mucho mejor, herramientas para candidatos mucho mejores para superar las entrevistas tradicionales y mucha contratación automatizada, una carrera armamentística en la que los empleadores intentan ponerse al día con los bots y las herramientas, agravada por la automatización y los procesos sin intervención humana orientados a la eficiencia.

Creo que si miramos aún más allá —a medida que los agentes de IA asuman un papel más activo e independiente en la ejecución de nuestras solicitudes— veremos bots de búsqueda de empleo que: 1) se postularán automáticamente con currículos, solicitudes y muestras de trabajo altamente personalizados; 2) responderán automáticamente a mensajes de texto, correos electrónicos y SMS; 3) generarán automáticamente correos electrónicos de networking y postulaciones dirigidos directamente al correo electrónico del responsable de contratación; y 4) interactuarán directamente con los bots de empleadores/reclutadores para comprobar una posible compatibilidad mutua. (Mi bot de búsqueda de empleo sabrá lo que quiero y necesito, y podrá analizar el puesto, la cultura de la empresa, el salario, el horario laboral, la ubicación —incluidas las rutas de autobús y el aparcamiento— y muchos otros factores para determinar si se trata de una oportunidad viable que me interese, antes de que sea necesaria cualquier interacción humana entre el candidato y el empleador).

Cómo diagnosticar el riesgo en su empresa

Utilice esta lista de verificación para evaluar si las trampas pueden estar socavando sus decisiones de contratación:

  • ¿Han cambiado drásticamente los índices de aprobación de sus pruebas en línea en los últimos 12 meses? ¿Está reutilizando contenido de evaluación y herramientas virtuales sin supervisión para evaluar el talento sin verificar la identidad? Debe investigar por qué han mejorado los índices de aprobación y revisar el uso que hace de las evaluaciones en línea para asegurarse de que siguen aportando valor.
  • ¿Los reclutadores notan retrasos en el inicio de las entrevistas, movimientos oculares extraños o desfase en el audio durante las entrevistas por Zoom o las entrevistas grabadas en vídeo? Es posible que se esté utilizando algún tipo de proyección de IA o herramienta de escucha/sugerencias para ayudar al candidato.
  • ¿Los candidatos se desempeñan mejor en las evaluaciones en línea o por Zoom que en las entrevistas presenciales? Es posible que el evaluador haya tenido la oportunidad de conocer a un candidato excepcional, mientras que la evaluación la realizó una IA o una persona distinta al candidato.
  • ¿Los responsables de contratación están preocupados por los nuevos empleados que parecían excelentes en las entrevistas, pero que tienen dificultades para desempeñarse cuando se les pide que realicen tareas que parecían capaces de hacer? Esto ha sucedido durante años, incluso antes de la IA, por supuesto. Todos cometemos errores al contratar. Pero si observa un patrón, es momento de detenerse y revisar todo el proceso de entrevistas.
    •  Uno de los directores de recursos humanos de uno de nuestros clientes me comentó que contrataron a un candidato a vicepresidente que, según se supo después, había fingido durante las entrevistas virtuales y, una vez contratado, resultó ser incapaz de desempeñar el puesto. Se necesitaron más de cuatro semanas para recopilar el expediente de desempeño y completar la investigación necesaria para despedirlo por fraude y problemas de rendimiento. Fue un error de contratación costoso y de gran repercusión. 
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10 cosas que los líderes de adquisición de talento deberían estar haciendo ahora

1. Evalúa las herramientas y evaluaciones que utilizas para seleccionar y entrevistar candidatos. Pregunta a tus proveedores cómo pueden ayudarte a evitar el fraude y el engaño, y asegúrate de que desarrollan tecnología que no te cause problemas.

2. Ponte en contacto con tu director de seguridad o CIO e inicia una conversación sobre cómo estáis utilizando la tecnología para evaluar a los candidatos. Pregúntales sobre las prácticas y la tecnología que están implementando en otras áreas de la empresa para reducir los riesgos de fraude y garantizar que no se produzcan brechas de seguridad.

3. Considere la posibilidad de utilizar pruebas supervisadas, con personas reales evaluando a personas reales. Y no utilice las mismas evaluaciones ni preguntas de entrevista para todos los candidatos. Hoy en día, sería muy sencillo para un candidato —con tan solo su teléfono móvil y su portátil— grabar una entrevista en directo, usar IA para extraer las preguntas, convertirlas en texto, generar excelentes respuestas y compartirlas en internet como una guía prediseñada para «triunfar en la entrevista» para sus puestos de trabajo.

  • Johnny Campbell, de SocialTalent, organizó un evento para altos directivos de Adquisición de Talento en Barcelona, ​​donde Nestlé compartió que habían pasado a realizar pruebas supervisadas por humanos para una de sus evaluaciones después de observar que su tasa de aprobados se había disparado hasta el 98%, probablemente debido a la IA.
  • Además, cabe reflexionar sobre lo siguiente: si todos empezamos a usar las mismas evaluaciones en línea, o similares, de los mismos proveedores, a la IA le resultará aún más fácil superarlas con una puntuación del 100 %. Me pregunto si esto impulsará a las empresas a desarrollar más experiencia y capacidades internas en materia de evaluaciones (a menudo doctores en psicología industrial y organizacional, como los que emplean algunos de nuestros clientes actualmente).

4. Elabore una política sobre qué constituye y qué no constituye fraude por parte de los candidatos y agréguela a su sitio web de empleo ( ejemplo aquí de Ericsson ). Sea claro sobre lo que está permitido y lo que no.

5. Capacite a sus reclutadores para detectar engaños y comportamientos fraudulentos. Esto puede manifestarse en frases robóticas, respuestas perfectas, pausas excesivas y retrasos o cortes en el video/audio.

6. Capacite a sus reclutadores para que evalúen eficazmente a los candidatos y lideren procesos de entrevistas y decisiones de contratación de calidad.

  • Hoy en día, muchos reclutadores tienen experiencia en identificar las necesidades de los gerentes de contratación, buscar, preseleccionar y rechazar candidatos, lograr la aprobación de ofertas y cerrar la contratación. Tradicionalmente, la adquisición de talento ha desempeñado un papel relativamente menor en el proceso de selección del gerente de contratación para elegir al candidato que recibirá la oferta. Preveo que los reclutadores deberán convertirse en expertos en evaluación como parte de su rol de asesores de talento : qué evaluaciones utilizar, cómo mejorar la preselección, cómo realizar mejores entrevistas y cómo facilitar una reunión de decisión de contratación de calidad que reduzca los falsos positivos (contrataciones fallidas) y los falsos negativos (perder la oportunidad de contratar a un buen candidato).

7. Capacite a sus entrevistadores y gerentes de contratación sobre cómo realizar entrevistas efectivas . Y si decide que los empleados pueden y deben usar la IA una vez contratados para ayudarlos en sus trabajos, asegúrese de que sepan, durante las entrevistas a los candidatos, cómo enfocarse en las habilidades que no requieren el uso de IA y que sus nuevos empleados necesitarán para tener éxito.

  • Creo que estamos entrando en un mundo donde los empleados ya buscan respuestas rápidas en plataformas mucho más allá de Wikipedia, Google, Stack Overflow y Reddit. Para muchos puestos, la IA generará contenido y análisis de buenas prácticas, a menudo de nivel experto. Esto hace que el juicio humano, la integridad, la capacidad para crear relaciones, la influencia, la agilidad de aprendizaje, la curiosidad, el análisis y la visión para los negocios sean aún más importantes para el éxito. ¿Confías en tus responsables de contratación y entrevistadores para que recaben pruebas de las habilidades de los candidatos y demuestren estas capacidades durante la entrevista? ¿O se limitan a evaluar aspectos —como las mejores prácticas y el conocimiento específicos del puesto— que ChatGPT puede responder en 30 segundos con una simple instrucción? Quizás te interese considerar un mecanismo de evaluación con reuniones formales, estructuradas y guiadas para la toma de decisiones de contratación, como Bar Raisers .
  • La mayoría de los programas de capacitación para entrevistas corporativas que hemos revisado no se centran lo suficiente en cómo equilibrar las habilidades técnicas con las habilidades interpersonales —como la capacidad de influencia— al momento de decidir a quién contratar. Y, por supuesto, cuando se utiliza un lenguaje genérico —como «jugador estrella», «presencia ejecutiva» o «alto potencial»— para describir las cualidades de un buen candidato, se genera un exceso de sesgo en lugar de evidencia, lo que conduce a malas decisiones de contratación. A continuación, presentamos algunos consejos para que la capacitación de los gerentes de contratación y de entrevistas sea más efectiva.

8. Retoma las entrevistas presenciales para los finalistas de puestos clave y prioriza las técnicas de entrevista basadas en la aplicación de habilidades (demuéstrame) sobre las conductuales (cuéntame). El riesgo es demasiado alto si contratas a alguien mediante entrevistas por Zoom basadas en conocimientos y evaluaciones en línea. Con la IA, ahora basta con una simple consulta para obtener respuestas incluso a las preguntas más difíciles.

Nota recomendada: La falta de relevo generacional agrava la escasez de talento

 

9. Colabore con los equipos de RRHH, TI/seguridad y legales para determinar cómo puede validar mejor la identidad al inicio del proceso de reclutamiento.

  • Algunas empresas exigen a los candidatos que compartan su identificación y completen un paso de verificación, igual que lo que hace su equipo de seguridad cuando un candidato llega a su oficina para registrarse, antes de entrar al edificio.

10. Aprende todo lo que puedas sobre IA. Lee, investiga, experimenta con ella en tu teléfono y computadora, habla con proveedores que estén desarrollando herramientas para vender a Adquisición de Talento, habla con tus equipos de contratación sobre lo que están desarrollando y comprando, y habla con colegas para ver qué están aprendiendo si te estás quedando un poco atrás.

Reflexiones finales

Los sistemas que hemos construido para lograr rapidez y eficiencia en un mundo que se ha adaptado al trabajo remoto y a las entrevistas por Zoom ahora requieren nuevas medidas de seguridad para protegernos del fraude, los riesgos de seguridad y las malas contrataciones. 

No creo que sea una crisis y pienso que la mayoría de la gente es buena y no intenta engañar ni cometer fraude. Pero en la situación económica actual, con todas las herramientas a las que tienen acceso empleadores y candidatos, y con todos los riesgos señalados por las empresas de investigación y los líderes de adquisición de talento, es hora de que nosotros, como líderes de adquisición de talento, lideremos el diálogo sobre este tema con nuestros equipos e involucremos a los departamentos legales, de TI y de seguridad para mitigar los riesgos.

Volver a la oficina para escapar de la cultura del ‘siempre conectado’

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Contra todo pronóstico la ‘Generación Z’, considerada como la más digital, se ha puesto al frente de las estrategias de regreso a la oficina, que en los últimos años han tenido una fuerte contestación. Sin renegar de la tecnología, pero oponiéndose a la cultura del ‘siempre conectado’, los jóvenes profesionales exigen experiencias y aprendizaje presencial junto con un nuevo tipo de desconexión digital.

Todos pensábamos que las estrategias de regreso a la oficina se percibían como algo molesto. De hecho, llevamos algunos años asistiendo a un movimiento de oposición a aquellos mandatos de vuelta a la oficina que van contra los nuevos modelos de trabajo, las tendencias híbridas y las fórmulas originales de gestión del tiempo. Pero cada vez más profesionales se dan cuenta de cuánto pueden crecer y aprender cuando trabajan literalmente junto a otras personas.

De alguna manera, la generación más digital está liderando el regreso a experiencias de trabajo presenciales. Y este fenómeno curioso se combina con otra tendencia protagonizada por la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2009)estos jóvenes proponen una desconexión digital que busca restablecer el equilibrio entre la vida personal y la profesional, reducir el estrés y fomentar la creatividad, pero sobre todo recuperar la dimensión humana del trabajo, agotada tras años de cultura de disponibilidad de 24 horas.

Precisamente la tendencia a rechazar esa disponibilidad permanente y a reclamar la desconexión digital en el trabajo ha llevado a la Generación Z a descubrir el valor de las relaciones personales y del aprendizaje presencial.

Experiencias personales

Los profesionales de esta generación, a pesar de haber crecido como nativos digitales, están impulsando la demanda de más experiencias laborales en persona y optan por una desconexión de la tecnología.

Una investigación reciente de Harris Poll revela que a un 81% de estos jóvenes profesionales le gustaría que fuese más fácil desconectarse de los dispositivos digitales, y aboga por que la desintoxicación digital se convierta en una práctica habitual en el lugar de trabajo. Esto revela una cierta preferencia por las interacciones sociales presenciales antes que por las experiencias exclusivamente digitales.

El 78% de la Generación Z encuentra más fácil vincularse con colegas en el lugar de trabajo, y el 81% se siente desconectado de sus pares cuando trabaja desde casa.

Esta tendencia queda corroborada por otra investigación de la plataforma de reconocimiento y compromiso de empleados Workhuman, que destaca que, aunque a menudo se etiqueta a la Generación Z como la generación digital, lo que realmente empieza a anhelar es conexión humana, y esto lleva a un deseo entre los profesionales de este colectivo de registros, retroalimentación y reconocimiento más frecuentes. El estudio propone que las empresas puedan crear «momentos reales de conexión», ya sea cara a cara, tutorías, oportunidades de desarrollo profesional o reconocimiento de un buen trabajo.

El sentido de pertenencia y las conexiones auténticas dan mayor propósito y satisfacción al trabajo, y cuando la Generación Z siente que pertenece y es aceptada, el puesto se vuelve más significativo y se potencia el desarrollo profesional.

Cada vez más, los candidatos en las primeras etapas de su carrera expresan inquietud por «quedarse fuera» cuando trabajan de forma remota. Buscan proximidad con profesionales experimentados, no sólo para recibir orientación, sino para comprender las normas implícitas de la organización, las dinámicas de liderazgo y cómo establecer confianza desde el inicio.

Para muchos de estos profesionales, estar en la oficina no se trata de cumplir horarios, sino de posicionarse donde realmente tiene lugar el aprendizaje significativo.

El valor del aprendizaje

No se puede negar que hay un tipo de aprendizaje que se produce en persona, ya sea formal o informal, y que es irremplazable. Para aquellos profesionales de la Generación Z -sobre todo los que se incorporan al mercado laboral- esto implica replantear los comportamientos laborales tradicionales. Algunas compañías recurren a estrategias como la presencia plena en las reuniones guardando los teléfonos, la búsqueda de mentores que se beneficien de la interacción presencial o la adopción de prácticas analógicas como las notas escritas a mano en las reuniones y las cartas de agradecimiento tras las entrevistas de trabajo.

Nota recomendada: La IA está cambiando las reglas del juego: Por qué los reclutadores deben pensar como consultores

Según Caitlin Duffy, que dirige la investigación de recursos humanos en Gartner, «la Generación Z valora la experiencia presencial por una razón fundamental: el aprendizaje».

Las relaciones laborales profundas promueven la transferencia de conocimientos, aprendizajes informales, resolución creativa de problemas y desarrollo de soft skills, competencias que suelen ser difíciles de adquirir en la virtualidad o a través de una interacción exclusivamente digital.

En esta línea, una investigación de Gallup revela que «los profesionales más jóvenes valoran las oportunidades para aprender y crecer que les ofrecen quienes los rodean, y encuentran más fácil navegar las reglas profesionales en persona. La clave es que sea su elección, no una imposición. El estudio añade que «esta generación no rechaza la oficina ni la tecnología. Se opone a la falta de autonomía para decidir cuándo, cómo y por qué utilizar ambas».

Protagonistas de la vuelta

Si vamos aún más lejos, y atendiendo a las conclusiones de diferentes investigaciones internacionales, podría decirse que la Generación Z está liderando el regreso a la oficina, contrariando las percepciones comunes.

La conclusión sería que estos jóvenes profesionales asisten más días a la oficina que las generaciones mayores. Pero también se puede afirmar que buscan activamente oportunidades de colaboración presencial para el desarrollo profesional, y que valoran la mentoría y el aprendizaje que sólo ocurre en persona: la mentoría presencial ayuda a unir la teoría con la práctica real, permite recibir relatos de éxitos y fracasos en tiempo real y garantiza el hecho de sentirse apoyado y aconsejado por colegas experimentados.

Un estudio de Jones Lang LaSalle sobre asistencia a las oficinas en función de las distintas generaciones recuerda que «los confinamientos del Covid moldearon a toda una generación de profesionales jóvenes que pasaron su educación posterior y sus primeros años laborales sin los beneficios culturales, sociales y laborales que aporta estar con otras personas. Ahora vemos una gran reacción de esa generación, y estar en la oficina resulta clave para su experiencia satisfactoria de trabajo». Según esto, los profesionales menores de 24 años asisten tres días por semana a la oficina, significativamente más que los de la Generación X (45-60 años), que van 2,5 días por semana; y que los Millennials (29-44 años), que asisten 2,7 días por semana.

El estudio de Accenture El futuro del trabajo: productivo en cualquier lugar, con datos de 11 países, destaca que un 74% de la Generación Z quiere más oportunidades para colaborar con colegas cara a cara. Este porcentaje es mayor que el de la Generación X (66%) y que el de los Baby Boomers (68%). Un 85% de las personas que puede ser productivas en cualquier lugar planea quedarse en su empresa mucho tiempo.

Otro informe de Gallup concluye en la misma línea que el 65% de los empleados de la Generación Z con capacidad de trabajo remoto prefiere un modelo híbrido, un porcentaje más alto que los Millennials (60%), la Generación X (58%) y los Boomers (56%). Significativamente, sólo el 29% de la Generación Z se inclina por el trabajo completamente remoto, comparado con aproximadamente un tercio de los representantes de los Boomer, Generación X y Millennials.

Según Ipsos Karian, un 53% de trabajadores de 18 a 24 años reporta sentirse «siempre» o «frecuentemente» solitario cuando trabajan menos de tres días en la oficina. La investigación concluye además que «los jóvenes aprenden menos habilidades críticas si trabajan menos de tres días por semana en la oficina». Añade que «el compromiso de los empleados es 12 puntos más alto si pasan 3 ó 4 días en la oficina comparado con trabajar exclusiva o principalmente desde casa».

Por su parte el estudio Microsoft Work Trend Index, desarrollado entre 31.000 profesionales de 31 países, revela que un 49% de profesionales de la Generación Z y de los Millennials consideraría la transición a un modelo híbrido en su rol actual. Un 46% también valoraría el trabajo remoto. Sin embargo, los datos muestran que la Generación Z aprecia más la colaboración presencial para el desarrollo profesional que las generaciones mayores.

No a la disponibilidad total

Todas las tendencias descritas nos llevan a pensar que existe una relación directa con el rechazo de la Generación Z a la disponibilidad de 24 horas. Los datos internacionales especializados confirman que este grupo está liderando una resistencia estructural contra la cultura del «siempre conectado».

Se puede ir más allá y decir que estamos ante un punto de inflexión real en la resistencia frente a la cultura de la disponibilidad de 24 horas. Este rechazo, liderado por la Generación Z es más profundo y estructurado que las oleadas previas de «desconexión digital» de los últimos diez años.

Nota recomendada: Cómo evitar la desconexión laboral de la ‘Generación Z’

Así, hace una década la desconexión digital era incipiente y adoptaba una forma reactiva, centrada en «desintoxicaciones tecnológicas» esporádicas (retiros sin móviles, aplicaciones para bloquear redes sociales, o campañas específicas de digital detox), pero hoy se observa una transformación cultural más amplia: la Generación Z rechaza la expectativa de estar disponible las 24 horas los siete días de la semana, y exige normas y límites claros que permitan una desconexión real fuera del horario laboral, especialmente tras la experiencia de hiperconectividad de la pandemia.

La presión por estar «siempre disponible» ha existido desde la popularización de los smartphones, pero el cuestionamiento colectivo y la demanda de regulación y cultura organizacional conscientes marcan la diferencia actual.

Un estudio de Deloitte entre más de 22.000 profesionales de la Generación Z en 44 países revela que el 70% de ellos responde emails fuera del horario laboral al menos una vez por semana, pero lo hace bajo presión, no por elección. El 23% envía correos electrónicos después del trabajo al menos cinco días por semana, y los datos muestran que esto genera niveles de estrés sin precedentes.

Este rechazo a la cultura de la disponibilidad las 24 horas no es tanto una preferencia generacional como una respuesta defensiva a un sistema que ha eliminado las estructuras naturales de descanso que disfrutaron las generaciones anteriores. Así, la Generación Z se opone a la expectativa de estar perpetuamente disponible sin límites temporales claros.

Esta resistencia representa además una evolución natural hacia un modelo de trabajo más sostenible en el que la productividad se mide por resultados durante horarios definidos, no por disponibilidad constante.

La rebelión silenciosa del ‘barebacking’

El deseo de establecer límites claros entre el tiempo laboral y el personal está en la base de una nueva y pequeña rebelión silenciosa a la que se abonan sobre todo los miembros de la ‘Generación Z’. Se trata de lo que se conoce como ‘barebacking’, que consiste en viajar al trabajo sin ninguna distracción digital durante el trayecto de los ‘commuters’ en transporte público. Sucede a otro fenómeno, el ‘rawdogging’, que implica afrontar vuelos largos sin elementos de entretenimiento.

Quienes practican el ‘barebacking’ evitan deliberadamente usar teléfonos móviles, auriculares, música, pódcasts, libros electrónicos e incluso libros físicos durante sus desplazamientos.

Podría decirse poéticamente que es «estar presente con los propios pensamientos y observar el entorno», y se ha convertido en una respuesta al retorno masivo a las oficinas tras la pandemia. Es también una estrategia consciente de bienestar mental, ya que el ‘barebacking’ funciona como una forma de desintoxicación digital que desafía la cultura del «siempre conectado».

  • El ‘barebacking’ es, asimismo, una reacción contra la erosión de límites y una forma de tomar control del tiempo personal, o de dibujar una frontera clara entre el tiempo de trabajo y el de no trabajo, permitiendo al profesional establecer límites claros entre la vida laboral y la personal, especialmente cuando el ‘commuting’ forma un espacio específico para marcar esta frontera. También puede representar una resistencia contra la sensación de urgencia «de entregar» que viene con los mandatos de retorno a la oficina, los despidos masivos y el enfoque actual de los jefes en la productividad.
  • Esta tendencia subraya además una necesidad urgente para que las empresas rediseñen entornos laborales alineados con el bienestar y las preferencias reales de las nuevas generaciones, reconociendo que la productividad no proviene de estar siempre conectado, sino de crear espacios que permitan tanto la concentración digital como la recuperación mental y la conexión humana auténtica.

La IA está cambiando las reglas del juego: Por qué los reclutadores deben pensar como consultores

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Para las empresas de reclutamiento, mantenerse al día con el rápido avance de la conversación sobre IA puede ser un desafío.

Hace un año, muchos líderes de reclutamiento observaban con curiosidad, preguntándose qué era la IA y qué significaría para el sector, y había bastante escepticismo mezclado con curiosidad.

Si bien aún debemos superar cierto cansancio respecto al debate sobre la IA, nuestro sector ha avanzado hacia su aceptación, a medida que los líderes comienzan a impulsar su puesta en práctica e implementación. Los datos más recientes de LinkedIn muestran que solo el 32 % de los profesionales de adquisición de talento afirma que su organización no utiliza IA. Más importante aún, el 31 % la está explorando, el 26 % está experimentando y cerca del 11 % ya está integrando activamente tecnologías emergentes en sus negocios.

Hace seis meses, la pregunta que me hacían los altos directivos era por dónde empezar con la adopción de la IA. Hoy se habla más de liderar la transformación e involucrar a los equipos en el proceso. Fundamentalmente, cada vez más empresas reconocen que la IA está automatizando la búsqueda, la selección y la administración de personal. Así pues, a medida que la IA iguala las condiciones en materia de eficiencia, no será la automatización lo que diferencie a las empresas, sino su capacidad de asesoramiento.

Sí, la conversación está pasando de ahorrar tiempo y dinero a capitalizar esos ahorros para mejorar las conexiones y reposicionar las empresas de reclutamiento para el crecimiento futuro. El sector del reclutamiento se encuentra en un punto de inflexión, donde la IA y los datos ofrecen una oportunidad única para pasar de un enfoque transaccional a uno transformador.

Si ese 11% de empresas que ya han adoptado la IA se reposicionan como asesores estratégicos, tomarán la delantera a sus competidores. Las empresas no solo están reclutando mejor talento con IA, sino que están replanteando cómo se desarrolla el talento, pasando de ser guardianes del talento a arquitectos del crecimiento. 

Ahí es donde reside la verdadera ventaja competitiva.

Los equipos de reclutamiento redefinen sus funciones 

Cuando me reúno con líderes de reclutamiento, quieren saber cómo pueden mantenerse a la vanguardia utilizando la IA para ir más allá de cubrir puestos de trabajo y abordar, en cambio, los desafíos estratégicos más amplios de sus clientes. 

La IA no reemplazará a los reclutadores, pero sí dejará en evidencia a aquellos que no evolucionen. A medida que la IA se encargue de las tareas rutinarias, los profesionales de talento tendrán más tiempo para aportar valor.

Cuando comencé mi carrera como reclutador hace 25 años, el reclutamiento se basaba en la conexión personal, en reunirme con los clientes, dedicar tiempo a los candidatos y descubrir la esencia de lo que hacía que la persona fuera ideal. Ahora, con la IA transformando la forma en que buscamos, seleccionamos e interactuamos con los candidatos, la oportunidad no reside en reemplazar ese instinto humano, sino en potenciarlo. 

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El informe de LinkedIn sobre el futuro del reclutamiento muestra que el profesional de talento promedio puede ahorrar un 20% de su semana laboral al adoptar la IA generativa en sus procesos de contratación, lo que les brinda un día adicional completo por semana para desarrollar las habilidades que la IA no puede ofrecer: la creación de relaciones, el razonamiento y la comunicación humana. 

A medida que la IA transforma la contratación, los reclutadores más eficaces serán aquellos que evolucionen con ella, combinando la tecnología con el criterio humano para ofrecer un mayor valor. La IA asumirá tareas, pero las relaciones seguirán siendo clave para cerrar acuerdos, por lo que tanto empleadores como candidatos recurrirán a sus asesores de talento en busca de orientación, perspectivas y valor estratégico. 

El rol del reclutador está cambiando, y se espera que los líderes de reclutamiento asuman nuevas responsabilidades en el desarrollo del talento, la gestión del desempeño y el compromiso de los empleados. Un análisis de LinkedIn sobre las nuevas habilidades prioritarias para las contrataciones en adquisición de talento muestra que los futuros reclutadores deben tener un mayor dominio de la capacitación y el desarrollo, la adaptabilidad, los motores de búsqueda, la psicología organizacional y la consultoría. 

A medida que el criterio de contratación pasa de la experiencia previa a las habilidades y el potencial, los reclutadores adquieren un papel mucho más importante en la evaluación de habilidades e identificación de nuevos talentos, al tiempo que impulsan programas de desarrollo profesional y movilidad interna como parte de estrategias de talento integrales. Con la automatización de tareas y la mejora de la información a partir de los datos, los reclutadores más perspicaces tienen una gran oportunidad para redefinir sus modelos de negocio y obtener una ventaja competitiva significativa.

Transición a una mentalidad de consultoría 

Las empresas de selección de personal ahora deben ir más allá de simplemente cubrir puestos y brindar un apoyo integral a sus clientes para abordar sus desafíos estratégicos más amplios. Esto implica familiarizar a los equipos con la IA, aplicarla a cada problema empresarial y explorar las múltiples maneras en que la IA puede contribuir a aumentar la eficiencia y mejorar la calidad de las contrataciones. 

Pero, más allá de eso, significa ayudar a los clientes a alcanzar sus objetivos estratégicos —como la diversidad, la movilidad del talento y el desarrollo de habilidades— para que la selección de personal se convierta en un verdadero motor de valor. Significa utilizar datos para ofrecer perspectivas innovadoras sobre las tendencias del sector y los nuevos retos de la fuerza laboral. Y significa ofrecer servicios de consultoría de alto impacto para apoyar a los clientes en el crecimiento y la resiliencia de su talento. 

Los reclutadores del futuro deben ser consultivos, expertos en datos y ágiles. Para los líderes, esto implica ir más allá de una mentalidad de crecimiento y adoptar la reinvención, el pensamiento innovador, la capacitación continua y la búsqueda de nuevas oportunidades. Al considerar la IA, es necesario trascender la eficiencia operativa y concebir el reclutamiento como una función que genera un valor estratégico sostenido. 

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Adoptar la IA es solo el punto de partida. Lo que distingue a los grandes líderes en reclutamiento es cómo la utilizan: no solo para trabajar más rápido, sino para ofrecer información más profunda basada en datos que ayude a los clientes a tomar decisiones más inteligentes sobre el talento. Hágase estas preguntas: 

  • ¿Estás impartiendo suficiente formación a tu personal en alfabetización de datos, habilidades de asesoramiento y conocimiento del sector? 
  • ¿Sus equipos son capaces de ofrecer información que genere un impacto medible, no solo para reclutar mejor talento, sino también para replantear cómo se desarrolla el talento? 
  • Al fomentar la alfabetización en IA, ¿fomentas también el aprendizaje continuo para garantizar que tu personal siga creciendo a medida que cambian los desafíos del sector? 

La conversación ya no se centra en crear equipos de proyectos de IA e invertir en su adopción para impulsar la eficiencia. Ahora, se trata de capitalizar las mejoras en la eficiencia que ofrece la IA e integrarla en la cultura, los valores y las prácticas de la empresa para elevar el rol del reclutador a la categoría de consultor estratégico. 

He trabajado en el ámbito del talento y la selección de personal durante toda mi carrera y nunca he vivido un momento más emocionante para nuestra industria. Si logramos adaptarnos al cambio y transformar nuestra mentalidad, podremos dar un salto cualitativo. Es hora de dejar de decir que llegamos a la selección de personal por casualidad y empezar a asumirla como una profesión donde el pensamiento estratégico puede liderar, innovar e impulsar un cambio real.

¿Es compatible fomentar el bienestar y firmar un despido?

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La gente a la que nos encanta odiar está siendo objeto de duras críticas últimamente.

Si todo el personal de recursos humanos del mundo desapareciera mañana, ¿a alguien le importaría?

No estoy del todo segura después de ver la respuesta a un artículo que escribió un compañero sobre si el Departamento de Recursos Humanos todavía necesitaba humanos en la era de la IA.

«¿RRHH emplea humanos?», se preguntó uno de los muchos lectores de Financial Times que en la sección de comentarios dedicaron todo tipo de críticas a los responsables de RRHH calificándolos de «incompetentes», «inútiles», «serpientes de dos caras» o «despojo humano».

A la gente le encanta odiar a RRHH, así como a los departamentos de TI, cumplimiento normativo y todos los que aplican las normas corporativas.

Pero me llamó la atención una queja común de los lectores: los profesionales de RRHH a menudo parecen estar del lado de los empleados cuando, en realidad, como escribió alguien, «siempre han protegido los intereses de la dirección y las empresas».

No me sorprende que los trabajadores se sientan traicionados por una profesión de RRHH que se ha alejado mucho de sus raíces. La gestión actual de los empleados surgió hace más de un siglo, después de que las empresas se dieran cuenta de que los trabajadores de las fábricas que gozaban de una mejor salud y un menor nivel de agotamiento, eran más productivos.

Hoy en día, los departamentos de RRUU favorecen el bienestar de los empleados, la diversidad, la inclusión, el compromiso y una serie de otras medidas que habrían asombrado a un trabajador de una fábrica victoriana.

El resultado es que el equipo que promociona una app de mindfulness un día podría estar enviando cartas de despido al siguiente. No es de extrañar que la gente los llame hipócritas.

Pero, ¿qué pasa si el enfoque de RRHH en el bienestar de los empleados también molesta a los consejeros delegados, que desean ver pruebas contundentes de que esto mejora los resultados?

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Esa es una pregunta que la profesión debe abordar con mayor rigor, según el director de una de las asociaciones de RRHH más grandes del mundo, Johnny Taylor, presidente de la Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos, con sede en EEUU.

«Tenemos mucho trabajo por hacer como profesión para convertirnos en fuentes fiables de estrategia para nuestros CEO», me confesó hace poco en un viaje a Londres. Taylor afirmó que, durante demasiado tiempo, los responsables de RRHH habían insistido en que los consejeros delegados debían, por ejemplo, mostrar mayor empatía para evitar que los empleados abandonaran la empresa.

Lo mismo ocurre con otras políticas de RRHH como el trabajo híbrido. Taylor afirmó que no había suficientes pruebas a largo plazo para demostrar si esta alternativa es mejor para el rendimiento que cinco días en la oficina. También consideró que los jefes no estaban seguros de si los años sabáticos aportan «beneficios tangibles».

Luego está la cuestión de si una plantilla altamente comprometida o más diversa contribuye a mejorar el rendimiento financiero de una empresa.

«Sinceramente, no hemos demostrado que el compromiso sea muy bueno o malo para el negocio. Aunque pensamos que las empresas con mayor diversidad obtienen mejores resultados, no tenemos ninguna base real para ello», afirmó.

Taylor tiene razón en cuanto al compromiso laboral. Más de 20 años después de que se convirtiera en un concepto de gestión consolidado, aún se ve afectado por múltiples definiciones y medidas.

Y sus opiniones sobre los programas de diversidad, equidad e inclusión no son únicas.

Mucho antes de que Donald Trump comenzara a tomar medidas drásticas contra estos programas, varios investigadores cuestionaron la importancia otorgada a estudios de McKinsey, muy difundidos, que sugieren que las empresas con equipos de liderazgo más diversos suelen tener un mejor rendimiento financiero.

El Chartered Institute of Personnel and Development de Reino Unido, otra importante asociación de RRHH, afirmó este año que la defensa de la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) «debe estar arraigada en los objetivos empresariales y ser parte integral de ellos».

El debate es distinto en EEUU, en parte debido a una sentencia del Tribunal Supremo de 2023 contra la discriminación positiva basada en la raza en los programas de admisión universitaria, que provocó un gran revuelo en los equipos jurídicos corporativos.

Tras dicha sentencia, la organización de Taylor sorprendió a muchos de sus miembros al anunciar que eliminaba la «equidad» de su propia política de diversidad, equidad y inclusión (DEI) y que, de ahora en adelante, se centraría en la inclusión y la diversidad. En definitiva, todo esto pone de manifiesto que trabajar en RRHH no es para cobardes. Probablemente nunca lo ha sido y, sin duda, su labor dista mucho de ser perfecta. Pero a medida que su ámbito de competencias crece a niveles cada vez mayores, la profesión está llegando a un punto en el que es víctima tanto de las críticas de los empleados como de las empresas. Vale la pena recordar que esto ocurre justo cuando el efecto previsto de la IA en los empleos hace que la gestión inteligente del lugar de trabajo sea más importante que nunca. Como tantas otras cosas en el actual entorno corporativo, estoy convencida de que un robot podría hacer gran parte del trabajo de RRHH, pero prefiero un humano.

Fórmulas laborales que superan la reducción de jornada y la semana de 4 días

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A la vista está que buena parte de las empresas españolas consideran inviable reducir la jornada laboral sin reducir el sueldo. Cabe preguntarse si es posible encontrar fórmulas que ayuden a solucionar los dilemas sobre flexibilidad y productividad.

Hay quien piensa en el teletrabajo -el verdadero- como la fórmula adecuada para dar una vuelta de tuerca a los modelos de reducción de jornada que ahora se rechazan en España. Pero no sirve el teletrabajo que hicimos durante la pandemia, ni en la época de transición, ni en la vuelta a la oficina con las diversas estrategias de flexibilidad de las empresas para el regreso… Ni siquiera el que hacemos ahora, que no es verdadero teletrabajo. Quienes apuestan por esta fórmula hablan de un modelo de flexibilidad real que lleve a la personalización y a las relaciones laborales a la carta y a medida; que cambie modelos de gestión y en el que cada uno sepa dónde es más productivo. Los elementos que definen el verdadero teletrabajo son la aportación tecnológica que garantiza la posibilidad y la facilidad de conexión -los medios idóneos para trabajar desde cualquier sitio-; y la implantación de medidas para que el teletrabajador no sea alguien olvidado: hay que integrar al profesional en remoto en el ambiente laboral de la empresa.

Aparte de esta fórmula, hay otras que podrían dar una vuelta de tuerca al modelo de reducción de jornada y a la semana de cuatro días sobre el que llevamos meses debatiendo:

  • En la primavera de 2022, el ‘youtuber’ Timothy Ward y el ‘tiktoker’ indio Zaid Khan hicieron visible un nuevo fenómeno bautizado como quiet quiting, conocido también como renuncia tranquila que, básicamente, implica trabajar lo justo, cumpliendo lo estrictamente necesario, sin dar motivos para que le despidan a uno, y que refleja un ajuste individual al exceso de demanda laboral y a la falta de valoración. Muchos lo han identificado con el rechazo de la cultura del ajetreo que lleva a cumplir mínimamente con los requisitos de un determinado puesto o perfil profesional, y también con la antiambición que hace tres años florecía en redes como TikTok, y que llevó a establecer límites saludables entre trabajo y vida personal para ceñirse estrictamente a las descripciones de cada puesto y evitar quedarse en la oficina más allá del horario laboral.
  • La fórmula conocida como shift-based hiring (contratación por turnos flexibles) es un modelo impulsado en Singapur que implica la contratación de trabajadores por turnos individuales en lugar de emplearlos con contratos fijos de jornada completa o parcial. Los empleados eligen los turnos que desean cubrir a través de plataformas digitales en tiempo real, lo que concede autonomía sobre su calendario y permite a la empresa escalar la plantilla según la demanda. Los trabajadores eligen cuándo trabajar, adaptando su disponibilidad a otras obligaciones personales y a picos de productividad.
Nota recomendada: Por qué la mejor herramienta para el abastecimiento es (todavía) una mente aguda
  • Básicamente, lo que se conoce como perma-lance son autónomos y responsables de su propio horario de trabajo. Gestionan sus agendas según necesidades personales y picos de productividad, y al contar con retenciones periódicas, planifican a medio plazo y profundizan en proyectos complejos. Además, su vínculo prolongado con un cliente les permite participar en iniciativas de mayor envergadura y aportar conocimiento actualizado; y las organizaciones pueden incrementar o reducir rápidamente el uso de perma-lance según demanda, sin los rigores de despido o contratación tradicional. El problema es que los perma-lance suelen carecer de prestaciones sociales y seguro médico, lo que puede afectar su seguridad y motivación a largo plazo. Y necesitan marcos contractuales claros para evitar precariedad y definir límites de exclusividad y derechos. Aunque comparten la flexibilidad horaria, el perma-lance es un modelo de freelance continuado con contratos recurrentes, mientras que el shift-based hiring es un esquema de turnos flexibles para cubrir una demanda puntual.
  • Hay quien piensa que lo que se conoce como job sharing podría ser válido si se establecen acuerdos individuales -que tienen una logística más fácil de implantar en grandes empresas-, y si existieran departamentos de recursos humanos bien desarrollados que puedan organizar dos relaciones laborales distintas. Se trata de una alternativa de flexibilidad colaborativa y reparto de responsabilidades que potencia la conciliación y la resiliencia operativa. Compañías como la automovilística Ford le han dado una actualización a este modelo usando una aplicación de ‘emparejamiento’ para promover el trabajo compartido, algo difícilmente extrapolable a un mercado de relaciones laborales como el español: se trata de crear una sociedad entre dos profesionales que se reparten las tareas y se coordinan para ser eficaces y flexibles. El perma-lance se centra en consultoría especializada; el job sharing en el reparto de un mismo rol; y el shift-based en la cobertura de turnos.

Por qué la mejor herramienta para el abastecimiento es (todavía) una mente aguda

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Leer un artículo que aborda perfectamente un tema es una de las cosas más satisfactorias de la vida, ¿no es así?

Me pasó esto hace poco cuando me topé con un artículo que el incomparable Glen Cathey había contribuido al Talent Blog . Profundizando en el futuro del abastecimiento a través de la inteligencia artificial, la búsqueda booleana y el pensamiento crítico, este artículo me hizo reflexionar seriamente.

A medida que nos adentramos en esta nueva era del reclutamiento bajo la luz brillante (¿o la sombra disimulada?) de la inteligencia artificial, me he preguntado seriamente qué cualidades y habilidades conforman la esencia de nuestra industria. Y si, como hace Glen en su artículo, tomamos como ejemplo a los reclutadores, coincido con él en que el pensamiento crítico es un factor diferenciador clave.

“Independientemente de si se trata de una búsqueda basada en métodos booleanos o LLM”, escribe Glen, “un reclutador o buscador primero debe tener una comprensión sólida de lo que está buscando”.

Se han hecho afirmaciones erróneas de que, con la ayuda de la IA generativa, cualquiera puede ser un buscador de fuentes, pero no creo que sea cierto. La IA carece de la capacidad creativa para comprender, interpretar críticamente y, lo más importante en mi opinión, detectar patrones.

El abastecimiento impulsado por IA no siempre ofrece lo que estás buscando

Todos hemos visto las cadenas booleanas que ChatGPT o Copilot pueden crear en segundos. Desde el punto de vista de la eficiencia, es asombroso ver la lista casi perfecta de sinónimos estériles. Pero cuando analizo estas secuencias y aplico mis años de experiencia, sé que los resultados que obtendría con una cadena impulsada por IA no coincidirán con lo que busco.

Veamos un ejemplo: Busca a alguien que trabaje en el sector tecnológico. Introduce sus requisitos en ChatGPT y obtiene una cadena que incluye palabras como «tecnología», «desarrollador de software», «programador» e «ingeniero de software». Todas son buenas opciones y es muy probable que aparezcan en los perfiles y CV de los candidatos. 

Pero analicemos esto un momento: cuando piensas en el currículum de alguien que trabaja en tecnología, ¿cuáles son algunas de las palabras más obvias que te encontrarás? ¿Qué palabras has visto en LinkedIn que te hacen pensar que trabajan en tecnología?

Es el nombre de la empresa para la que trabajan: Google , Intel , Apple , etc. Muchos reclutadores pasan por alto este truco y se centran en términos del sector y sus sinónimos. Pero la gente no dice realmente que trabaja en tecnología, sino: «Trabajo para Google».

Es el pensamiento crítico lo que permite a los buscadores salir de la mediocridad, y es la comparación de patrones lo que eleva a un buen buscador a uno excelente.

Nota recomendada: ‘No’ a la reducción de jornada: el ‘y ahora qué’ de los expertos

La comparación de patrones puede mejorar su abastecimiento

Nací con un cerebro predispuesto a la identificación de patrones. Veo secuencias y sistemas por todas partes: desde contar números en las matrículas y encontrar consuelo en el mágico número nueve hasta organizar tazas en mis armarios, busco la uniformidad en todo. Es simplemente mi naturaleza. Pero descubrí que esta característica fue enormemente beneficiosa a la hora de buscar candidatos en mi vida pasada.

Poder analizar perfiles y detectar patrones recurrentes sutiles que podrían ayudarme a descubrir una gran cantidad de talento fue una gran ventaja. Y los reclutadores que puedan aprovechar esta competencia superarán con creces los resultados de la IA, cuyo enfoque es bastante binario, al menos por ahora.

Si le pides a ChatGPT que cree una cadena booleana para un candidato residente en Irlanda, obtendrás una lista de condados o ciudades. También podrías obtener la palabra «irlandés», valores perfectamente aceptables. Pero ¿qué tal si añades «Leaving Cert», el examen final de estudios de Irlanda? O si incluyes la palabra » scoil » , que significa «escuela» en irlandés y aparece en muchísimos perfiles? Para ser un buen buscador, necesitas poder encontrar estos patrones para optimizar tu búsqueda.

Es fundamental ignorar lo obvio y centrarse en las señales recurrentes.

Quizás estés leyendo esto y pensando: «Bueno, no nací con un cerebro así, entonces, ¿qué se supone que debo hacer?». 

No importa. Se trata de cuestionar el statu quo, ignorar lo obvio y aprender a detectar señales recurrentes. 

Aprovechar la IA en el reclutamiento cambiará las reglas del juego, pero aún así es necesario emplear el pensamiento crítico para realmente superarse y encontrar el mejor talento para el puesto.

¿Otro truco? Habla con personas que ya ocupan los puestos que estás buscando y pregúntales si tienen alguna idea sobre las palabras o frases que personas como ellos incluyen en sus CV y ​​perfiles de LinkedIn. Aprovecha su experiencia.

Ahora bien, no digo que esta sea siempre una metodología infalible. Se producirán solapamientos. Se obtendrán falsos positivos. Puede introducir más ruido en la búsqueda y generar una plétora de resultados inútiles. Pero todo se basa en prueba y error. Con el tiempo, mediante una observación minuciosa y un análisis crítico, se encontrarán patrones que se volverán esenciales en sus búsquedas.

Como lo expresó Glen en su artículo: “No todas las búsquedas son iguales, y algunas son mucho más inclusivas y encuentran candidatos más calificados que otras, mientras que al mismo tiempo excluyen a un número menor de candidatos”.

El objetivo de un buscador es identificar al mejor talento para una organización. Sin embargo, en la era de la IA, puede parecer que se les está quitando poder a los buscadores de talento. Pero no estoy de acuerdo: los buenos buscadores, capaces de pensar de forma innovadora e identificar patrones clave, serán indispensables en un mundo que a menudo parece tan falto de habilidades y talento.

‘No’ a la reducción de jornada: el ‘y ahora qué’ de los expertos

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Directores de recursos humanos, consejeros y expertos en laboral coinciden en que la reducción de jornada hasta 37,5 horas semanales choca con la realidad empresarial. Algunos sectores ya asumen ese tiempo de trabajo y otros apuestan por la flexibilidad, pero la mayoría se opone a una imposición legal sin margen a una reducción progresiva que refleje las necesidades de cada empresa.

Puede sonar a lo de siempre, pero la reducción de la jornada laboral ha generado un debate tedioso, ruidoso y que quedó aparcado este miércoles 10 de septiembre sin más avances que la discordia. El proyecto de ley fracasó en el Congreso por 178 votos en contra, frente a los 170 que aprobaban la medida. A estas alturas -recordemos que en enero de 2024 se reactivó la Mesa de Diálogo Social para negociar la reducción de jornada- muchos directores de RRHH eluden pronunciarse sobre ello y/o remiten a la patronal o a portavoces del sector. Otros hablan sin tapujos de una realidad que superaron hace tiempo, cuando decidieron apostar por la flexibilidad laboral que su actividad les permitía, aumentando así el compromiso y la productividad de su plantilla.

Entre tanto barullo, los expertos en laboral insisten y se mantienen en que la aprobación del proyecto de ley auspiciado por la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, supone la modificación de otras normas, como el trabajo a distancia o la relación especial del servicio del hogar familiar. Enrique Ceca, socio director del departamento laboral en Ceca Magán Abogados, recuerda que «para proceder a la modificación de la jornada de trabajo deberá aprobarse el proyecto de ley ya elaborado por el Gobierno mediante el que se modifica el artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores».

Tras el frenazo legislativo de esta semana Carlos de la Torre, socio de laboral de Andersen e inspector de trabajo en excedencia, señala que «ahora los convenios que tienen jornadas anuales superiores a 1.712 horas se mantendrán vigentes y, por tanto, no se modificará la jornada anual de 1.826 horas. La reforma legal iba a beneficiar a 12,5 millones de trabajadores».

Y si en enero de 2024 el posible impacto de la jornada laboral de 37,5 horas semanales llegó a la mesa en los consejos administración -órgano de gobierno de las empresas-, el hecho de que la probabilidad de prosperar en el Congreso sea cada vez más baja ha hecho que pierda relevancia.

Conciliar y adaptar

Uno de los argumentos más poderosos para pedir la aprobación de este proyecto de ley es el bienestar del empleado: trabajar media hora menos cada día ayuda a conciliar vida y trabajo. Los directores de recursos humanos de empresas que llevan años apostando por la flexibilidad laboral tienen claro ese impacto, pero aseguran que no debe ser una medida aislada, ya que depende de las necesidades de cada compañía.

 

En 2015 ING se adelantó a esta reducción del tiempo de trabajo. José Amoretti, director general de recursos humanos de ING España, valora positivamente el debate en torno a la reducción de la jornada laboral: «Creemos que es una oportunidad para avanzar hacia modelos de trabajo más sostenibles, centrados en el bienestar de las personas y en la mejora de la productividad». La entidad opera con una jornada laboral inferior a las 37,5 horas semanales. Amoretti explica que esta decisión les permite afirmar que esta medida es viable y beneficiosa para los empleados y para la organización: «Junto a nuestro modelo de trabajo basado en la libertad, la responsabilidad y la confianza, nos ha llevado reducir los niveles de absentismo por debajo del 3%, y a aumentar los niveles de productividad acompañando al banco en su crecimiento en España, donde hemos duplicado nuestros ingresos desde 2020». No obstante, matiza que este planteamiento depende de cada sector o empresa concreta.

En la agencia de viajes Destinia llevan más de 20 años implementando una jornada diaria de 7 horas y 35 minutos. Su directora de recursos humanos, María José Chacón, recuerda que se adoptó esta medida cuando se prohibió fumar en las empresas, permitiendo que los trabajadores tuvieran descansos remunerados de 25 minutos. «A lo largo de nuestra historia, no hemos observado que esta reducción haya afectado la productividad de la empresa. Es más, consideramos que los empleados valoran esta medida, aunque es cierto que la perciben cada vez más como un derecho que como un beneficio adicional de la empresa». Como buena parte del sector de gestión de personas -siempre y cuando la actividad empresarial lo permita- cree que lo que realmente marca la diferencia entre los empleados no es la reducción de jornada, sino la flexibilidad laboral, especialmente en lo que tiene que ver con la conciliación de la vida personal y laboral: «Esta es una de las demandas más frecuentes y apreciadas en la actualidad, mucho más que la reducción de jornada en sí misma».

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L’Oréal defiende la conciliación, la flexibilidad y la productividad de sus equipos como sus tres grandes pilares. Quizá por esta razón Clara Trindade, directora de relaciones humanas de L’Oréal Groupe para España y Portugal, cree que la reducción de jornada no debe ser una medida aislada: «El Gobierno y las empresas deben poner en práctica medidas holísticas que favorezcan la productividad, analizando qué recursos, herramientas y entorno ayudan a los equipos a ser más productivos y qué cultura favorece el alto rendimiento. Este enfoque integral, sin duda, impacta positivamente en el bienestar general y en la salud mental, emocional y física de los empleados».

Parece que la clave está en cómo se implanta esa jornada. Ysé de Saint Laurent, people senior manager en PayFit España -asesoría laboral-, cree que si la reducción de jornada laboral se aplica de manera organizada y adaptada a las necesidades de la empresa y de los trabajadores, «puede tener un impacto muy positivo tanto en la productividad como en el bienestar de la plantilla».

María José Chacón reitera en que depende del tipo de empresa. Menciona que una jornada partida de 7,35 horas con un largo descanso en medio puede no ser lo ideal, «los empleados prefieren una jornada continua para tener menos tiempo de descanso, pero más concentrado». Apunta que también depende del tipo de negocio: «En nuestro caso, en algunos departamentos necesitamos cubrir ciertos horarios de atención al cliente para que el servicio no se vea afectado. Para garantizar esto hemos establecido turnos que permiten que la reducción de jornada no impacte en la atención al cliente».

Trindade insiste en que la reducción de jornada que, por ahora, queda en «veremos» no supondría una alteración en su operativa: «Hemos constatado que un entorno en el que la flexibilidad, la conciliación y el empowerment son prioritarios se traduce en una mayor satisfacción y, consecuentemente, en una productividad y retención sostenidas y de calidad. Esta visión nos ha permitido adelantarnos a la posible reforma».

Los escollos de la ley

El no del Congreso a la reducción de jornada supone una vuelta a los orígenes. De la Torre estima que será difícil retomar la mesa de diálogo social sobre este tema, salvo que el Gobierno cambie la estrategia y delegue a los convenios sectoriales esa reducción lo que haría que se implementara en algunos sectores o empresas y en otros no: «Los frenos estaban en los costes que supondrían la reducción de jornada a 37,5 horas semanales para las empresas (estimados en un incremento del 6,5% por hora trabajadas), y que no era lógico y podría suponer un problema organizativo y productivo y económico de primer orden, y costes millonarios para muchas empresas con un gran volumen de trabajadores».

Esta es una de las cuestiones que, sin duda, ha supuesto y sigue suponiendo el gran escollo. José Prieto, socio responsable del departamento de laboral de la oficina de Madrid de Baker McKenzie, menciona las necesidades de las organizaciones empresariales: «Se oponen a que la reducción de la jornada se fije legalmente porque la imposición legal no deja margen para una reducción progresiva que contemple las particularidades de cada empresa. No puede obviarse que esa reducción afecta a la organización de la producción y exigirá adaptaciones en la empresa para ajustar horarios y turnos. Además, por supuesto, del incremento en coste de la mano de obra que supone». Considera razonable que sea la negociación colectiva la que fije la jornada atendiendo a las especialidades, las posibilidades y las necesidades de cada sector.

Otro de los aspectos que frena esta norma se refiere a la organización del trabajo. Enrique Ceca apunta que «las empresas con procesos continuos o alta estacionalidad pueden encontrar dificultades relevantes a la hora de redistribuir la carga laboral sin afectar la producción». Y también cree que podría aumentar el uso de contratos a tiempo parcial, «para flexibilizar la productividad requerida».

Gemma Fabregat, of counsel de Sagardoy Abogados, no habla tanto de frenos a la ley de reducción de jornada laboral como de obstáculos y menciona dos: las pymes y la desconexión digital. Explica que las primeras alegan que la reducción de jornada sin reducción salarial puede tensionar sus cuentas y su organización interna más que las de la gran empresa, por su menor capacidad financiera, tecnológica y negociadora: «De ahí que reclamen medidas compensatorias o un calendario de implantación progresiva que tenga en cuenta la heterogeneidad del tejido empresarial».

En cuanto a la desconexión digital, señala que «la configuración prevista en el Proyecto de Ley, que no admite excepciones y la concibe más como un deber empresarial de garantía que como un derecho disponible de la persona trabajadora, puede plantear dificultades de implementación en determinados sectores de actividad y en puestos con especiales responsabilidades, donde las dinámicas de disponibilidad resultan más habituales».

Y ahora… el registro horario

Tras la caída de la reducción de jornada, el Gobierno vuelve a la carga con la reforma del registro horario. Fabregat advierte de que no tanto en su esencia como en la forma de aplicación práctica puede desarrollarse reglamentariamente: «El artículo 34.9 del Estatuto de los Trabajadores prevé que ‘mediante negociación colectiva o acuerdo de empresa se organizará y documentará’ el registro y habilitaba al Gobierno para concretar sus obligaciones. De ahí que el Real Decreto-ley 8/2019 introdujera la obligación legal y posteriormente se dictaran órdenes e instrucciones técnicas de la Inspección de Trabajo (sobre soporte, conservación, accesibilidad, etcétera)». Por esta razón, asegura que «eso sí se podría cambiar reglamentariamente -sin necesidad de ley ordinaria-, si respeta y solo desarrolla su regulación actual del registro de jornada prevista en el artículo 34.9 del Estatuto de los Trabajadores».

Y en este escenario, De la Torre está a la expectativa del Plan B del Gobierno «que puede girar ahora a aprobar un reglamento sólo para el registro horario para hacerlo digital y accesible en tiempo real por la Inspección de Trabajo. Lo que no podrá cambiar son las sanciones, ya que un Reglamento no puede modificar la Ley de Infracciones y Sanciones en el orden social (LISOS)«.

Las lecciones de Europa

¿Qué sucede en Europa?¿Puede la experiencia de otros países del Viejo Continente realimentar un nuevo debate sobre la reducción de jornada? Fabregat observa que la reducción de jornada resulta más eficaz cuando se aplica de forma gradual, sectorial y flexible, acompañada de medidas de apoyo a la productividad y un diálogo social sólido: «La negociación colectiva es el camino idóneo para implementar estas medidas, porque adaptan la ley a la realidad concreta de cada sector y/o empresa». Subraya que donde se han reunido estas condiciones, los resultados reportados han sido positivos en bienestar y, en muchos casos, también en eficiencia, pero no se atreve a afirmarlo sin un estudio serio en la materia.

José Prieto recuerda que la mayoría de los países de la OCDE tienen una jornada legal de 40 horas semanales. «Sin embargo, si se valora la jornada media real, países como Países Bajos, Alemania, Dinamarca, Austria, Finlandia, Irlanda, Bélgica, Italia o Francia tienen una jornada máxima real inferior a la de España», aclara, mientras remite a datos de 2022: «Si la jornada media real en España era de 37,7 horas, en estos otros países la media fue de 37,2 horas».

El socio de laboral de Baker McKenzie pone el ejemplo de Francia, que en 2000 aprobó la reducción de jornada legal a 35 horas, matizada con numerosas excepciones durante los años posteriores a su aprobación (sectores en los que las jornadas pueden ser superiores, ampliación del número de horas extras permitido, posibilidad de que por convenio colectivo se supere la jornada semanal…): «A pesar de esas excepciones, la jornada semanal de 35 horas se ha convertido en un referente en ese país, sin que esa reducción haya afectado notablemente a la productividad».

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Qué se cuece en los consejos de administración

  • Krista Walochik, senior advisor de Talengo y miembro del consejo asesor de diversidad e inclusión de Caixabank, explica que la jornada de 37,5 horas se debate y preocupa en los consejos de administración de las empresas familiares, de restauración y distribución. En las grandes, tras el impacto inicial, perdió relevancia por la escasa probabilidad de prosperar en el Congreso: «En gobierno corporativo, esto se llama ‘materialidad del riesgo’: se prioriza en la supervisión de eventos de mayor probabilidad y/o daño potencial. Ninguno de los consejeros con los que he hablado (sectores de tecnología, servicios, gran consumo, fabricación, industria pesada) me han mencionado el potencial positivo de la medida».
  • Maite Aranzabal, consejera independiente en Banco de Crédito del Perú y asesora independiente en Corporación Hijos de Rivera, confirma que el debate sobre la reducción de jornada está en los consejos, aunque cree que es más amplio que decidir un número de horas o de días: «No es lo mismo una gran empresa -cotizada o privada- que una pyme; un negocio de atención directa al cliente que una actividad interna u orientada a proyecto». Propone «diferenciar reducción de horas y de días; analizarlo sector por sector e incluso por tipo de empresas; distinguir trabajos con presencia obligada de los que permiten flexibilidad; y equilibrar servicio al cliente y tareas internas, siempre con competitividad y empleo en el centro».
  • Carmen Motellón, consejera independiente en Cecabank y en Mercedes Benz Financial Services, afirma que a pesar de que es un tema que se tiene en cuenta, en este caso, como en todos en los que la incidencia viene o vendría por una medida legislativa, «el debate se suele centrar principalmente en el análisis de sus consecuencias, en cómo afrontarlas y, lo más importante, en si es posible convertirlas en una oportunidad en la compañía».
  • Tomás López Fernebrand, consejero en Minor Europe and Americas (antes NH Hoteles), reconoce que esta cuestión se ha planteado a nivel de comité o consejo, pero «con menos relevancia, al menos por el momento, que otros asuntos que afectan a las relaciones socio-laborales o a la gestión de personas». Recuerda que hay una tipología de industria o sector en la que la trascendencia de la medida es más directa e inmediata que otros, por eso cree aconsejable una buena interacción entre el equipo directivo y los comités del consejo. En su opinión, estas medidas deberían intentar consensuarse entre los diversos agentes sociales involucrados: «Hay elementos en el mundo empresarial que no pueden ser obviados, como la productividad, la competitividad en un entorno global y la atracción de talento. Un análisis integral de todos estos factores es fundamental».

Por qué los trabajos fantasma son una práctica aterradora

Trabajos fantasmas… suenan como el papel perfecto para un Halloween divertido y espeluznante. Pero para quienes buscan empleo, y también para los reclutadores, suelen ser más bien truco que trato.  

Los empleos fantasma son anuncios de puestos que no existen o ya se han cubierto. Según MyPerfect Resume , también son una práctica común. Esta plataforma de creación de currículums encuestó recientemente a 753 reclutadores y el 81 % afirmó que sus empleadores publicaban anuncios de empleos fantasma. 

«Es una cifra muy impactante y creo que en realidad es desalentadora», dice Jasmine Escalera , experta en carreras profesionales de MyPerfectResume, «especialmente cuando piensas en el mercado actual para industrias específicas y para buscadores de empleo específicos como en el espacio tecnológico donde los despidos son muy prominentes». 

Otra encuesta reciente de reclutadores, realizada por Resume Builder , descubrió que el 40% de las empresas publicaron una lista de trabajo falsa este año y 3 de cada 10 empresas actualmente tienen listas falsas activas. 

Debido a que esto genera titulares tan llamativos, los medios de comunicación han estado muy activos con los empleos fantasma. Pero al menos un líder de la industria del talento ha refutado esta narrativa. Hung Lee , responsable del boletín y podcast Recruiting Brainfood , afirma que las historias podrían ser un intento de explicar por qué, al menos en EE. UU., el gobierno ha presentado un panorama tan optimista sobre la «buena situación económica», mientras que la «experiencia vivida» de los candidatos parece muy diferente. 

En otras palabras, los trabajos fantasma parecen una buena explicación de por qué tantos candidatos solicitan empleo en línea y nunca reciben respuesta. Pero ¿es este fenómeno real o simplemente una aparición macabra? Analicémoslo con más detalle. 

Hay varias razones, desde la creación de un grupo de talentos hasta la prueba de descripciones de puestos de trabajo, por las que las empresas publican empleos fantasma. 

Según la encuesta de MyPerfectResume, las empresas publican trabajos fantasma por las siguientes razones: 

  • Al 38% le gusta mantener presencia en las bolsas de trabajo incluso cuando no están contratando.
  • El 36% quiere evaluar la eficacia de sus descripciones de trabajo
  • El 26% espera crear una reserva de talentos para el futuro 
  • El 25% espera evaluar lo difícil que sería reemplazar a ciertos empleados

Mientras tanto, una encuesta de 2022 realizada por Clarify Capital encontró que:

  • El 50% de las empresas publican ofertas de empleo fantasma porque “siempre están abiertas a nuevas personas” 
  • El 43% dijo que quería “mantener motivados a los empleados actuales” (en otras palabras, mostrarles a los empleados con exceso de trabajo que están tratando de contratar más personal, incluso si no es así).
  • El 43% dijo que era porque querían “dar la impresión de que la empresa está creciendo”.  
Nota recomendada: Cómo dominar el ‘toque humano’ con el que la IA crea nuevas profesiones

Algunos trabajos fantasma pueden reflejar un tiempo de contratación más largo o lo abrumados que están los reclutadores en este momento. 

Pero podría haber una razón aún más simple para este fenómeno. Varios medios han afirmado que quienes buscan empleo podrían detectar un empleo fantasma si el anuncio lleva publicado dos meses o más . Hung afirma que esto podría ser una conclusión precipitada. «El hecho de que la contratación tarde un promedio de 44 días», escribió en LinkedIn , «no implica que los anuncios de empleo que duran más de 44 días sean necesariamente falsos».

Agregó que “cualquier reclutador sabrá que los empleos (reales) pueden tardar mucho más tiempo en cubrirse que el promedio”. 

Cuando quienes buscan empleo no reciben respuesta de las empresas, también podrían estar experimentando las realidades laborales. Al igual que muchos empleados, a los reclutadores se les pide ahora que hagan «más con menos». «Los equipos de reclutamiento, sobrecargados y operando a plena capacidad», dice Hung, «se han sorprendido por el aumento del flujo de solicitantes y aún no han desarrollado estrategias efectivas para gestionar este enorme aumento». Cree que el 45% de los que parecen «trabajos fantasma» se deben simplemente a que los reclutadores están demasiado abrumados para gestionar la cantidad de solicitudes que reciben. 

Otros pueden ser trabajos fantasma, pero por una buena razón. 

A veces, las empresas realmente publican anuncios de empleos que no están disponibles, y por razones que existen desde hace mucho tiempo. 

En algunos casos, una empresa ya ha identificado a la persona que quiere contratar (ya sea un candidato interno o uno que necesita una tarjeta verde), pero está legalmente obligada a publicar el puesto públicamente durante un cierto período de tiempo. 

Otras empresas pueden mantener vacantes permanentes para puestos que les resulta difícil cubrir, pero para los que no están contratando actualmente. Eso es lo que hace Allison Giddens , copresidenta de Win-Tech . Su empresa fabrica piezas para la industria aeroespacial y Allison declaró recientemente a NPR que le cuesta encontrar a los trabajadores altamente cualificados que necesita. Por ello, publica ofertas de empleo online durante todo el año, por si alguno de estos trabajadores se presenta. 

Nota recomendada: Fantasmas en el Lugar de Trabajo: Historias «épicas» de Colaboradores y Candidatos

Los anuncios verdaderamente falsos suponen riesgos para las empresas 

Las empresas que publican ofertas de empleo fantasma, sin intención de contratar, se ponen en riesgo. Estas ofertas pueden erosionar la confianza de quienes buscan empleo y perjudicar la imagen pública de la empresa, lo que podría dificultar la contratación de candidatos cualificados. Además, esta práctica puede ser perjudicial para los empleados actuales. 

“Definitivamente dañará tu reputación, porque no conozco a nadie que quiera trabajar para una empresa que le mienta”, dice Stacie Haller , asesora profesional principal de Resume Builder .

Reflexiones finales: Publicar anuncios solo para empleos reales demuestra que te importan los candidatos. 

Muchas bolsas de trabajo, incluida LinkedIn, exigen a los reclutadores que publiquen ofertas de empleo solo si tienen intención de contratar a un candidato para el puesto específico del anuncio. 

Pero hay otra razón más convincente para publicar anuncios reales siempre que sea posible: demuestra a los candidatos que comprendes lo inquietante que es el mercado laboral actualmente y el estrés que experimentan. «La adquisición de talento», declaró Jasmine recientemente a Human Resource Executive, «debe priorizar el proceso de selección de personal y fomentar una mayor transparencia y confianza».

Cómo dominar el ‘toque humano’ con el que la IA crea nuevas profesiones

La IA redefine los empleos en un futuro laboral dual: hay una ola de automatización en tareas repetitivas y una revalorización de capacidades humanas que son la base de nuevas profesiones.

Este mismo verano uno de los grandes constructores de la inteligencia artificial -Dario Amodei, CEO y cofundador de Anthropic-, declaraba que la IA podría eliminar la mitad de todos los empleos de cuello blanco -posiciones en las que los trabajadores realizan principalmente trabajo de oficina, administrativo o gerencial- de nivel inicial en los próximos cinco años.

Y Sam Altman, CEO de Open AI, revelaba que los agentes de IA ya operan como empleados junior que realizan tareas rutinarias y que reducen un 25% de las contrataciones de nivel inicial.

La evidencia internacional confirma que la inteligencia artificial está eliminando trabajos basados en procesamiento repetitivo de información, y de forma simultánea redefine profesiones que requieren creatividad y lo que podría llamarse un toque humano.

Los trabajos con procesamiento repetitivo de información corren los mayores riesgos de eliminación: empleados de entrada de datos (95% de riesgo de automatización); cajeros (93% de riesgo de automatización); teleoperadores (94% de riesgo, con la posibilidad de ser reemplazados por sistemas de respuesta por voz de IA y chatbots); agentes de call center (80% de posibilidades de automatización para 2025, con la IA gestionando hasta el 80% de las interacciones rutinarias de servicio al cliente); o personal administrativo y de nómina, con las tareas de procesamiento de transacciones, contabilidad básica y generación de reportes automatizadas por sistemas de inteligencia artificial.

Por lo que se refiere a los sectores que muestran las mayores tasas de desplazamiento, estos coinciden según LinkedIn con aquellos que dependen exageradamente de tareas rutinarias. Aquí identificamos al sector de finanzas y seguros. Hay que tener en cuenta los datos de Bloomberg Intelligence que confirman que los bancos globales eliminarán 200.000 empleos en los próximos tres o cinco años, con un 3% neto de reducción de la fuerza laboral para 2030. Sin olvidar que otros bancos como HSBC cuentan con un plan de reestructuración que incluye reducir el personal sénior en un 40% sólo en Alemania, usando plataformas basadas en la nube y automatización por IA con el objetivo de ahorrar 1.500 millones de dólares anuales para 2026.

También JPMorgan Chase invierte más de 14.000 millones de dólares anuales en tecnología, incluyendo inteligencia artificial. Mientras reduce empleos tradicionales lidera la contratación de especialistas en inteligencia artificial.

Otro sector que sufrirá en mayor medida este desplazamiento de empleos es el de servicio al cliente: Los equipos de soporte de compañías como Airbnb usan IA para automatizar preguntas repetitivas, como cambios de reserva e instrucciones de check-in, permitiendo que agentes humanos se enfoquen en problemas complejos.

Y según Reuters, British Telecom planea recortar alrededor de 55.000 puestos de trabajo para finales de la década y reemplazar aproximadamente 10.000 de esas funciones con inteligencia artificial.

También sufrirá el sector de operaciones de gestión administrativa (analistas de registros y procesadores de datos básicos, que se enfrentan a una alta automatización).

Nota recomendada: Consejos prácticos para la adquisición de talento en la Web3.

Un ‘toque’ de redefinición

Lo contrario a la eliminación directa es lo que sucede en el caso de profesiones y perfiles que requieren creatividad y el llamado toque humano, que están siendo redefinidas y amplificadas gracias a la inteligencia artificial.

Visionarios como Bill Gates aseguran que los profesionales del sector de la educación no serán sustituidos por la IA: «La inteligencia artificial no reemplazará a los maestros, que se transformarán en mentores especializados». Los educadores evolucionan hacia roles que les obligan a enfocarse en habilidades socioemocionales y pensamiento crítico, y a usar la IA para la personalización del aprendizaje a escala. Estos nuevos maestros actúan como facilitadores de experiencias de aprendizaje adaptativo.

En este grupo de profesiones redefinidas y ampliadas por la IA se incluye a los profesionales de la salud: los médicos están experimentando una redefinición fundamental de sus roles, con una evolución que les convierte en estrategas médicos, según Health Data Research, «que aprovechan el poder de procesamiento de datos de la IA». Se da una clara integración de habilidades de ciencia de datos, inteligencia artificial y machine learning en la educación médica. El Centro de Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford añade la emergencia de un «enfoque renovado en la atención al paciente mientras la IA maneja análisis diagnósticos preliminares».

Los analistas y los científicos de datos están asimismo en este grupo profesional renovado. Según Coursera, «esta transición representa una elevación en la cadena de valor, en la que los profesionales pasan de ser ejecutores técnicos a estrategas de datos, intérpretes de insights y curadores de conocimiento que guían la toma de decisiones».

Además, un análisis de la Universidad de Stanford insiste en que los analistas y científicos de datos experimentan una amplificación de capacidades en lugar de reemplazo. Concluye que «están dejando de producir datos, modelos o informes totalmente nuevos y originales, y se enfocan más bien en la supervisión, ajuste, validación y guía de los resultados que la inteligencia artificial ya genera automáticamente, asumiendo un rol más estratégico y de control en el proceso de generación y utilización del conocimiento».

Los líderes empresariales y de recursos humanos también se reinventan. Pasan de funciones puramente administrativas a convertirse en orquestadores estratégicos que integran la IA en el tejido de las organizaciones. El estudio de IBM La IA y el futuro del trabajo habla de «administradores que pasan a ser campeones de la experiencia del empleado: Tradicionalmente, los líderes de RRHH se enfocaban en tareas de cumplimiento normativo, nóminas y procesos de contratación. Hoy su rol evoluciona hacia el de defensores activos de la experiencia del empleado».

A todo esto hay que añadir el hecho de que la adopción masiva de la IA ha impulsado una revalorización de competencias humanas únicas, desplazando el énfasis de la pericia técnica hacia capacidades inherentemente humanas.

Así, habilidades revalorizadas como el pensamiento crítico hacen que profesiones como AI content creator, ingeniero de prompts, o diseñador UX se conviertan en emergentes.

Lo mismo ocurre con la inteligencia emocional, que potencia perfiles como el de AI ethics officer, o el HR Business Partner híbrido; con la gestión de la complejidad, que impulsa el desarrollo de ingenieros DevOps o de solution architects con IA; o con la adaptabilidad y la resiliencia, que es la habilidad central para los AI product managers y para los digital transformation managers.

 

Nota recomendada: La IA que le consigue una cita le puede encontrar el trabajo ideal

Empleos emergentes gracias a la IA

La inteligencia artificial no sólo está transformando roles existentes, sino que crea nuevas profesiones que combinan habilidades técnicas y creativas con competencias estratégicas y éticas.

  • Ingeniero de ‘prompts’. Diseña «prompts» (instrucciones) que optimizan la generación de texto, imagen o código por modelos de inteligencia artificial.
  • ‘AI content creator’. Es el profesional que fusiona ‘storytelling’ con herramientas de inteligencia artificial para producir blogs, posts, vídeos y piezas multimedia.
  • ‘Robotics AI trainer’. Es un nuevo perfil encargado de «enseñar» comportamientos deseados a sistemas de inteligencia artificial y robots.
  • ‘AI ethics officer’. Responsable de diseñar políticas de uso responsable de IA, auditoría de sesgos y cumplimiento normativo.
  • ‘AI bias auditor’. Es un auditor especializado en identificar y corregir sesgos en modelos de machine learning. Audita algoritmos para garantizar equidad y transparencia
  • ‘AI strategist & AI coach’. Líderes que traducen capacidades de IA a estrategias de negocio y que entrenan equipos internos.
  • ‘AI product manager’. Director de producto que alinea iniciativas de IA con objetivos corporativos y que gestiona el ciclo de vida de diferentes modelos.
  • ‘Human-AI collaboration specialist’. Gestiona la interacción continua entre empleados y agentes de inteligencia artificial en los flujos de trabajo, teniendo en cuenta que estos se automatizan.