El ejemplo de los futbolistas consagrados que marchan por dinero a un nuevo mundo laboral puede trasladarse a otros profesionales que buscan una segunda oportunidad de oro.
En plena inicio de las principales ligas de fútbol, algunos puristas se extrañan y rechazan que haya jugadores consagrados -que defienden los colores de sus selecciones nacionales- que dediquen siquiera unos minutos a comentar cuestiones relativas a sus fichajes millonarios de la próxima temporada. Algo que les llevará a jugar a países como Arabia Saudita, donde se ha abierto una ventana de oportunidad y de suculentas retribuciones para muchos profesionales del fútbol que pueden prolongar así su vida profesional en un nuevo mercado laboral en construcción.
El mundo del fútbol nos proporciona habitualmente ejemplos que son trasladables a la vida de las empresas, a la gestión de personas o al trabajo…
Esta segunda oportunidad laboral bien pagada de los futbolistas consagrados que emigran a mercados emergentes puede asociarse a cuestiones como la de la recompensa económica: ¿es esto lo que nos da la verdadera satisfacción laboral que buscamos? También se puede asociar a la tendencia que lleva a que los últimos años de nuestra carrera profesional dejen de ser los de la basura y, más que un descuento, se conviertan en los mejores, más productivos y satisfactorios.
Soluciones
El concepto de felicidad se relaciona con la decisión de trabajar en una compañía de forma comprometida. Hay un denominador común cuando se analiza qué es lo más valorado por un empleado en su organización. Un factor decisivo es la flexibilidad -horaria, teletrabajo, los medios que pone la empresa para la ayuda familiar-; aunque también importa el desarrollo de carrera y las oportunidades de formación y crecimiento, algo que puede hacer que la retribución sea mayor en el futuro.
Además, la motivación extra que proporciona un aumento de sueldo dura apenas tres meses, es decir, que el dinero no es nunca el principal factor motivador.
Se buscan trabajos con trayectorias profesionales mejores y más sólidas; reconocimiento y desarrollo… Más que nunca, en esta época de gran dimisión y gran desbandada, las empresas deben conocer las necesidades de sus empleados y tratar de satisfacerlas. Pero ya no se trata sólo de encontrar fórmulas adecuadas de recompensa.
Por lo que se refiere a la necesidad creciente de trabajar cada vez más años, extendiendo nuestra vida laboral hasta más allá de los 70, hay que tener en cuenta que la última década de nuestra carrera profesional puede ser el mejor y más fructífero periodo laboral en un escenario de actividad en el que ya no permaneceremos en la misma empresa durante toda nuestra trayectoria, y en el que tendremos entre cinco y siete empleos en una misma vida laboral. Cada uno puede escoger cómo vivir esa segunda oportunidad.
Planificar el futuro
“Ojalá hubiese una Arabia laboral para la mayoría de los profesionales”, desea Jesús Vega, experto en recursos humanos, quien recuerda que “planificamos con detalle las vacaciones, pero no solemos planificar nuestra carrera profesional. Aquí hay que tener en cuenta si tenemos ganas de seguir trabajando; cuáles son nuestras necesidades financieras; o si conservamos las ganas de aprender…”.
Vega añade que casos como los de jugadores como Nacho o Joselu -ambos del Real Madrid, con planes de emigrar a Arabia- son un claro ejemplo de profesionales consolidados que se van por dinero. Cree que “esta vía que se abre en el mundo del fútbol actual no es tan fácil ni tan clara en el caso de otros profesionales de otros sectores, porque no hay un país con 200.000 millones de euros para lavar su imagen. El resto de profesionales no tienen tan fácil que alguien venga con dinero para ofrecerles multiplicar por diez lo que ganan a los 55 años”.
Lo sensato es planificar el futuro teniendo en cuenta cuestiones como la retribución, el desarrollo profesional o la gestión de la frustración en el caso de aquellos que decidan quedarse como están:”Hay que pensar si quieres dedicarte a jugar al golf, si prefieres reinventarte profesionalmente o quedarte como estás, porque tienes hijos estudiando o una hipoteca que debes pagar”.
El consejo típico para quienes consideran dar un giro profesional suele ser que hagan las cosas de manera totalmente diferente.
Ese cambio debería comenzar con el por qué: por qué quiere un nuevo trabajo, un cambio de empresa o incluso de carrera; y por qué cree que la nueva carrera mejorará su vida. Debe plantearse cuáles son las desventajas y los riesgos. Y hay que tener cuidado con la idea de que existe el trabajo perfecto y con las expectativas. Sobre todo cuando uno cree sin más que existen las empresas felices.
Otra cuestión determinante es si vamos a poder aprovechar nuestras habilidades, contactos y marca profesional para hacer una transición exitosa. Debemos plantearnos si nos faltan ciertas habilidades que son necesarias para los nuevos puestos y, si finalmente todo funciona, debemos diseñar un plan de acción.
Ovidio Peñalver, socio director de Isavia, no ve tan claro el paralelismo entre el modelo de segunda carrera que ofrece el mundo del fútbol y la vida profesional futura.
En todo caso, Peñalver advierte de que existe una posibilidad de segunda carrera para gente que se prejubila con más de 55 años o que se jubila con 65. No quieren dejar de trabajar; deciden seguir ganando dinero y lo que hacen -para eso hay que tener cierta seniority- es estar en un consejo de administración como consejeros o senior advisor, o como mentor y coach de altos directivos; o como conferenciante… Y esto implica trabajar poco tiempo y ganar mucho dinero en el caso de gente que quiere seguir en activo y capitalizando.
Peñalver coincide con Vega en que “a la hora de planificar nuestra carrera hemos de ser coherentes con los valores que tenemos, seamos mayores o jóvenes. Si lo que uno quiere es dinero, dinero, dinero, y capitalizar, lo lógico es buscar allí donde paguen más, siguiendo el modelo de Gabri Veiga”, el jugador de 21 años del Celta de Vigo que apuntaba a estrella emergente y decidió irse al Al-Ahli árabe, que le ofreció un contrato millonario de tres años de duración cobrando unos 30 millones de euros si termina las tres campañas en el club.
Ovidio Peñalver añade que “si lo que uno quiere es desarrollo profesional, tendrá que buscarlo allá donde esté, sea en España o fuera, al margen de cuánto y cómo paguen. Es donde uno siente que aprende y se desarrolla”, y recuerda además que “hay quien quiere seguir cerca de su familia, no mover a su pareja ni a sus hijos… Son los que prefieren seguir aunque no sean muy felices. Y luego hay gente que lo que busca más tiempo libre. Eso es lo que que rige o lo que marca un cambio de trabajo”.
Visibilidad y oportunidad
Otra dimensión de todo esto que señala Jesús Vega es el caso de la vuelta de aquellos que han sido expatriados: “La dinámica con estos profesionales cuando regresan suele ser complicada, y hay que tener en cuenta que en una organización, quien se queda en el circuito de los jefes tiene más visibilidad. Es algo parecido a lo que sucede con aquellos que teletrabajan frente a quienes acuden cada día a la oficina y son más visibles para los jefes”.
Esto se puede asimilar al caso ya citado del joven Gabri Veiga, que decidió irse por dinero al Al-Ahli árabe. Jesús Vega recuerda que, al irse, el profesional corre el peligro de que no se acuerden de él cuando regrese. En el caso concreto del joven futbolista gallego, éste puede perder pulso competitivo y capacidad y posibilidades de ir a la selección nacional…