La flexibilidad laboral, una aspiración tras la pandemia, evolucionó hasta generar modelos como el de las ‘trabacaciones’ que hoy, con el impacto de la inteligencia artificial, redefinen la autogestión del tiempo, centrándose en los resultados antes que en las horas de trabajo. Todo esto transforma cómo y dónde trabajamos, y plantea un nuevo equilibrio entre productividad, bienestar y desconexión.
Casi un lustro antes de la pandemia, la recompensa del tiempo libre era una moneda común en muchas empresas. Entonces, el anuncio de General Electric de ofrecer vacaciones ilimitadas a unos 30.000 empleados (más del 40% de la plantilla) en Estados Unidos reflejaba una tendencia sorprendente: cada vez más compañías se planteaban conceder a sus empleados la posibilidad de escoger cuándo y dónde iban a desarrollar su trabajo, o incluso la necesidad de acudir a la oficina. En el caso de General Electric los profesionales podían tomarse días de descanso cuando lo necesitaran, con la condición de que cumplieran con su trabajo.
Otras compañías como Adobe Systems brindaban años sabáticos por cada cinco de permanencia en la empresa, y Boston Consulting Group otorgaba a los profesionales ocho semanas «para reflexionar y rejuvenecerse» siempre que llevaran en la consultora al menos cinco años.
Richard Branson, fundador de Virgin, también participaba en esta carrera de incentivos basados en la autogestión del tiempo libre, y enviaba una carta a los empleados de sus oficinas centrales de Londres invitándoles a tomarse todas las vacaciones que quisieran, sin límite y sin pedir permiso, reconociendo que se podía trabajar en cualquier sitio y que confiaba en la profesionalidad de su equipo.
Meses o años sabáticos, autogestión de las vacaciones… Y más tarde, las trabacaciones (workations), que surgieron básicamente porque la mayor parte de los profesionales tenía muy complicado desconectar de su lugar de trabajo, y decidía combinar, sustituir o completar la actividad profesional con los periodos de descanso. The Wall Street Journal explicaba que todo esto iba de «tener un tiempo fuera de la oficina que incluye la obligación de trabajar desde un lugar más agradable», en un nuevo modelo de relación profesional en el que los horarios fijos y el presentismo tendían a desaparecer.
Hace algo más de dos años este fenómeno de las trabacaciones tuvo una curiosa variante que recibió el nombre de viaje silencioso, y que implicaba que los empleados que trabajaban a distancia optaron por el aspecto remoto de sus trabajos: se iban de vacaciones mientras seguían trabajando desde una ubicación alternativa en la que planeaban disfrutar de actividades de ocio en sus horas libres.
Lo más curioso era que estos profesionales a distancia no sentían la necesidad de revelar su ubicación, y los departamentos de recursos humanos y los gestores de personas eran incapaces de controlarlos como lo hacían cuando estos empleados acudían a la sede de la oficina.
Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal, advierte de que «las trabacaciones pueden generar una falsa sensación de descanso, ya que uno está parcialmente conectado al trabajo, y eso se parece muy poco a lo que consideramos vacaciones. Tener la sensación de que mantienes una disponibilidad constante va a afectar a tu salud mental. Puede ser complicado gestionar la tensión entre libertad laboral y presión por la hiperproductividad«.

Desde sus comienzos, la iniciativa de las trabacaciones se tiende a relacionar con el hecho de que un jefe o una compañía puedan exigir una presencia o una disponibilidad permanente. El profesional debe decidirse a hacerlo como una elección de trabajo, pero nunca como una obligación. Puede estar dispuesto a contestar a cualquier hora los mensajes de texto y las llamadas procedentes de su jefe, pero finalmente es responsable de esa disponibilidad de 24 horas, frente a la que cabe decir «no». Y ha de ser capaz de marcar ciertos límites.
Por si no bastara con todo esto, hay quien piensa que, aunque la reducción de jornada sigue siendo una herramienta válida y aplicada en muchas políticas laborales, el cambio hacia una autogestión del tiempo asistida por la inteligencia artificial (IA) y la flexibilidad de modelos como el de las trabacaciones representa una transformación que podría complementar -o incluso superar- los beneficios de la reducción horaria tradicional, enfocándose en la eficiencia.
En lugar de reducir horas, la tendencia apunta a optimizar el uso del tiempo, apoyándose en herramientas inteligentes y nuevos estilos de trabajo (incluyendo workations) y dinamizando así la organización laboral.
Conviene aclarar que la relación entre la autogestión del tiempo potenciada por IA, las trabacaciones y los proyectos de reducción de jornada laboral no es de sustitución, sino de coexistencia condicionada.
A quienes plantean la posibilidad de que la autogestión pueda superar a la reducción de jornada habría que contestarles que no es así necesariamente: La autogestión y las trabacaciones pueden mejorar la experiencia laboral y el bienestar, pero si no hay límites claros en las horas trabajadas existe el riesgo de que la flexibilidad se traduzca en jornadas más largas o en una disponibilidad constante, lo que se conoce como always on o tendencia a estar conectado y disponible.
Andrés Pérez señala que la IA nos da más tiempo libre, pero a cambio puede contaminar cada minuto de nuestra vida personal: «Llevamos años hablando de conciliación y de repartir el trabajo y el tiempo de ocio, y ahora se introduce una nueva variable que por un lado nos proporciona más tiempo libre, pero por otro puede llegar a ocupar de forma más o menos sutil cada minuto del día. Hoy no necesitamos ir a una oficina a realizar nuestro trabajo porque tenemos los recursos necesarios en la palma de la mano, aunque la IA casi nos empuja a programar agentes, planificar tareas, escribir contratos o redactar protocolos con ChatGPT mientras preparamos una barbacoa«.
IA y autogestión del tiempo
La IA redefine la autogestión del tiempo, ya que transforma modelos tradicionales basados en horas trabajadas en sistemas centrados en resultados, personalización y bienestar.
Podría decirse que la autogestión del tiempo es ya un proceso co-creado entre humanos y algoritmos, en el que el foco ya no es «hacer más en menos tiempo», sino «crear más valor con mayor propósito». Un estudio de Harvard Business School coincide en que «cambia la autogestión, que ya no depende únicamente del esfuerzo individual sino de la colaboración con sistemas inteligentes».
Esto implica que se ha producido un cambio hacia un modelo híbrido de autogestión del tiempo en el que la inteligencia humana y la inteligencia artificial se combinan para mejorar la eficiencia y adaptabilidad. La IA impulsa una gestión más informada, flexible y colaborativa del tiempo, que supera el paradigma clásico basado en la autodisciplina estricta y el control personal.
Andrés Pérez cree que «tal vez hay que mirar más lejos para darnos cuenta de que no se trata de ver cómo adaptamos el trabajo y el ocio a la IA tal como lo entendemos ahora, sino cómo creamos nuevas formas de enfocarlo. Puede ser el camino para reducir la jornada laboral o, algo mejor, en lugar de horarios de nueve a cinco podemos tener la libertad de repartir esas ocho horas a lo largo de las 24 de cada día… O enfocarnos en aquel mito de trabajar por objetivos y que se nos valore por resultados y no por las horas invertidas».

Medidas y resultados
Por lo que se refiere a la medición de horas y a la optimización de resultados, hay que tener en cuenta que la IA desplaza el enfoque de «cuánto tiempo se trabaja» a «qué valor se genera». Las herramientas de inteligencia artificial permiten a las empresas ahorrar tiempo por empleado en tareas administrativas, reorientando ese tiempo hacia actividades estratégicas. El MIT documenta que la inteligencia artificial generativa mejora el rendimiento de los profesionales cualificados en un 40%, priorizando tareas de alto impacto sobre las operativas.
La personalización profunda de la gestión del tiempo se consigue gracias a que la inteligencia artificial analiza patrones individuales para crear sistemas adaptativos: por ejemplo, Clockwise y Reclaim.ai reorganizan agendas en tiempo real, bloqueando períodos de concentración. Según Slack, las empresas tecnológicas reportan un 40% de mejora en eficiencia con estas herramientas, coincidiendo con el MIT. La idea de que cada organización debe considerar su cultura empresarial como única lleva a las compañías a diseñar e implementar una oferta de trabajo personalizada y adecuada para sus empleados, sobre la base de que cualquier organización que quiera ser relevante necesitará centrarse en atraer y retener a los mejores talentos.
El impacto en recursos humanos también es evidente: plataformas como Timely generan informes personalizados que identifican «horas muertas» en la jornada laboral, permitiendo ajustes que aumentan la productividad individual hasta en un 25%.
Y si hablamos de automatización de la toma de decisiones operativas hay que tener en cuenta que la IA asume funciones cognitivas básicas para liberar capacidad humana: Iron Mountain, una empresa estadounidense de servicios de gestión de la información, es un ejemplo en la automatización de respuestas a clientes, y consigue así reducir un 10% el tiempo por caso, lo que además disminuye la rotación de empleados en roles repetitivos.
Por su parte General Electric aplica IA predictiva en el mantenimiento de motores, lo que le permite anticipar fallos con un 98% de precisión, y así libera a los ingenieros también de supervisiones rutinarias.
En este contexto de cambio del concepto de la autogestión, la inteligencia artificial también está transformando radicalmente la percepción que tenemos de un fenómeno como el de las trabacaciones.
Un nuevo concepto
Lo que hemos conocido hasta ahora como una muy discutida modalidad de trabajo remoto en un entorno vacacional (en el lugar y en el tiempo de nuestras vacaciones) empieza a convertirse en un nuevo paradigma laboral basado en la flexibilidad, la autonomía y el valor añadido del trabajo. Esto no es nuevo, ya que antes de la pandemia una revista ajena a las cuestiones laborales como Vanity Fair definía las trabacaciones como «un nuevo concepto de trabajo: cuando no quieres utilizar tus días libres, puedes trabajar desde la piscina».
Así, un número creciente de profesionales comenzó a solicitar a sus jefes la posibilidad de combinar empleo y vacaciones para tener, como decía The Wall Street Journal, «un tiempo fuera de la oficina».
Tras la pandemia, el boom del teletrabajo, los nuevos modelos de actividad y la llegada de la inteligencia artificial las trabacaciones se relacionan con la autogestión del tiempo, especialmente en un contexto de modelo híbrido impulsado por la IA y la flexibilidad laboral.
El trabajo remoto flexible y modalidades como las workcations requieren de una autogestión avanzada del tiempo, lo que implica que las personas deben planificar, priorizar y organizar su jornada laboral desde ubicaciones no habituales, equilibrando productividad y bienestar personal.
La IA está impulsando un cambio de paradigma en la gestión del tiempo, la productividad y la autogestión, permitiendo que las trabacaciones evolucionen más allá de la simple deslocalización temporal del trabajo. No se trata sólo de trabajar desde otro lugar, sino de hacerlo mejor y de forma más autónoma, adaptando el ritmo laboral a las preferencias y necesidades personales, ya que las herramientas de IA analizan flujos de trabajo y proponen mejoras en la gestión del tiempo, permitiendo una planificación dinámica que se ajusta a cambios e imprevistos.
Así, durante una workation, es posible organizar la jornada laboral de manera eficiente, reservando tiempo tanto para el trabajo como para el ocio, sin sacrificar la productividad: la inteligencia artificial no sólo potencia la productividad en modelos híbridos, sino que redefine la viabilidad de las workations, ya que ofrece autonomía mediante herramientas de autogestión; adaptabilidad a entornos cambiantes y sostenibilidad del bienestar laboral.

Un modelo renovado, productivo y flexible
La inteligencia artificial y la automatización están redefiniendo el concepto de trabacaciones al potenciar la autogestión, la productividad y la flexibilidad en los modelos de trabajo remoto:
- Optimizar el tiempo con la autogestión. Herramientas de IA como Reclaim, Clockwise o Motion reorganizan automáticamente agendas y reuniones, creando bloques de tiempo para trabajo profundo y estratégico, lo que permite a los profesionales en trabacaciones gestionar mejor su jornada y equilibrar trabajo y ocio en cualquier lugar del mundo. Estas soluciones minimizan la fragmentación del tiempo y ayudan a alcanzar estados de concentración óptima, incluso fuera del entorno tradicional de oficina. Según un informe de ActivTrak, el 58% de los empleados usa herramientas de IA para ahorrar un promedio de 2,2 horas semanales. Esto permite que los profesionales organicen su tiempo de trabajo en franjas adaptadas a su ritmo y entorno, posibilitando jornadas laborales fragmentadas o adaptadas a la localización.
- Automatizar tareas rutinarias. La IA puede encargarse de tareas administrativas como la gestión de correos, la elaboración de informes o la transcripción de reuniones, liberando horas semanales para que los empleados se centren en actividades de mayor valor, algo fundamental para aprovechar al máximo la experiencia de ‘trabacaciones’. Deloitte implementó un ‘chatbot’ generativo de IA para 75.000 empleados en Europa y Oriente Medio, facilitando la gestión de tareas administrativas y consultas internas. Así, los empleados pueden gestionar su carga de trabajo de manera autónoma y remota.
- Colaboración remota y productividad. Algunas plataformas colaborativas potenciadas por IA mejoran la alineación de equipos y la eficiencia de proyectos, facilitando la comunicación y la coordinación entre miembros que trabajan desde diferentes ubicaciones. Los asistentes virtuales y chatbots gestionan tareas, programan reuniones y ofrecen soporte continuo, permitiendo que los trabajadores mantengan la productividad sin importar el lugar. Google emplea asistentes de IA para gestionar agendas, programar reuniones y optimizar recursos, lo que facilita la colaboración entre equipos distribuidos en distintas zonas horarias. Esta capacidad es clave para quienes hacen uso de las ‘trabacaciones’, ya que permite mantener la coordinación y la eficiencia sin importar la ubicación física.También PwC ha dotado a miles de empleados de asistentes virtuales capaces de resumir reuniones, redactar informes y automatizar tareas, permitiendo que los trabajadores se concentren en tareas estratégicas y puedan trabajar desde cualquier lugar con autonomía.
- Transformación de roles y actividades. Según McKinsey y la Organización Internacional del Trabajo, la IA y la automatización permitirán que hasta un 30% de las horas trabajadas sea automatizada para 2030, lo que lleva a una transformación de los roles laborales y a una mayor flexibilidad para adoptar modelos como el de las trabacaciones. Esto implica que los trabajadores podrán centrarse más en tareas creativas, estratégicas y de valor añadido.
- Incremento de la productividad y bienestar. Un estudio del World Economic Forum subraya que la IA puede aumentar la productividad laboral hasta en un 40% en países desarrollados, permitiendo que los empleados logren más en menos tiempo y con menor carga administrativa, lo que favorece la conciliación y el bienestar durante las trabacaciones.