Como les venimos contando hace un tiempo, la IA ha interrumpido en el mundo de los RR.HH. e irá cambiando los procesos de selección de a poco.
De poco vale que los candidatos inventen alguna titulación o exagen sus habilidades si la empresa donde trabajamos utiliza inteligencia artificial para investigar y evaluar a sus candidatos. Según una nota publicado por el diario Gestión de Perú, los algoritmos pueden rastrear la red en busca de información sobre ti, tanto académica como personal, y analizar la expresión de tu cara en una entrevista para detectar si estás mintiendo.
Como en muchos otros sectores, la IA ha irrumpido en el territorio de la Gestión de Personas para cambiar las reglas del juego. Según un informe de Deloitte Europa, el 69% de las compañías ya está desarrollando sistemas para analizar datos de sus colaboradores presentes y futuros. Después de 15 años, Linkedin ha dejado de ser lo único nuevo para reclutamiento.
Lo que se lleva la atención ahora en la meca de la tecnología como Silicon Valley son las herramientas que rastrean la web en busca de información sobre cada aspirante para luego predecir qué tal encajaría en la empresa y, de paso, averiguar si miente en su CV o en durante la entrevista.
Un buen ejemplo son los US$ 24 millones en inversión que ha recibido la startup Eightfold.ai de manos de importantes fondos de capital riesgo. Y el pasado de sus fundadores sugiere que el tema de la contratación interesa a los gigantes: nada menos que Ashutosh Garg, ex investigador en búsquedas de Google e IBM, y Varun Kacholia, ex colaborador de Google, YouTube y Facebook.
Algoritmo y Procesos de Contratación.
Ambos ingenieros se han unido para llevar todo el poder analítico de sus anteriores empresas a la selección y contratación de personal. El software resultado de este matrimonio está diseñado para construir el perfil ideal de un empleado a partir de datos cosechados de internet, analizados y diseccionados para moldear a ese trabajador de ensueño.
Después, contrastan ese modelo con la situación real en las empresas para ver las vacantes que deberían cubrir y elegir a los candidatos que mejor encajarían.
Los algoritmos de Eightfold recolectan información de todo tipo de webs (hasta de Wikipedia); peinan internet para averiguar la trayectoria profesional de un aspirante, por qué compañías ha pasado y cómo se produjeron los cambios de una a otra para comprobar si funcionó bien o no. El objetivo es desarrollar modelos informáticos que revelen cuáles son las aptitudes y el potencial reales de un futuro empleado y qué es capaz de hacer. Según sus responsables, la clave del éxito está en asignar a cada persona el trabajo que mejor pueda desempeñar.
Otras startups ofrecen servicios similares. El software de Alexander Mann Solutions crea perfiles de los candidatos procesando sus CV y recopilando la información pública disponible en internet, analizando después los datos para determinar qué aspirante colocar en qué puesto.
Algo parecido hace ThisWay Global solo que, en su caso, tiene mucho cuidado de fijarse únicamente en las habilidades y experiencia, dejando de lado factores como el género, la raza o la edad para evitar discriminaciones.
El Poder de los Datos
El poder de los algoritmos va más allá de las destrezas profesionales. ¿Capacitado para el liderazgo y el trabajo en equipo? ¿Abierto a nuevos retos y dispuesto a aprender? La próxima vez que te eches flores como estas en tu currículum ten en cuenta que, de no ser ciertas, las empresas podrían saber que mientes sin tener que contratarte para comprobarlo.
Esto debido a que las herramientas de inteligencia artificial permiten evaluar cualidades, rasgos de la personalidad y hasta el nivel de educación real de una persona analizando desde los gestos imperceptibles que hace durante una entrevista a las palabras que elige, pasando por el tono de sus publicaciones en redes sociales.
Las plataforma Entelo rastrea internet para construir los perfiles de aspirantes potenciales y luego trabaja para adaptar el modelo a las necesidades de sus clientes, entre los que figura Facebook. A diferencia de LinkedIn, ni empresas ni candidatos necesitan abrirse una cuenta porque los algoritmos lo hacen todo. Rastrean en la sombra webs como la propia Facebook o GitHuben busca de pistas sobre los aspirantes.